Enero. El mundo escucha por primera vez en forma masiva la palabra coronavirus. Los casos y los hospitales construidos en dos días en China asombraban a Occidente, que se sintió lejos de ese virus que mataba sin piedad en el gigante asiático. La enfermedad se extendió rápidamente, consecuencia de la globalización y las comunicaciones que achican cada vez más las distancias. El Covid-19 infectó a los europeos y luego a los americanos. Sobre los africanos casi no hay datos. Recién cuando los muertos empezaron a ser occidentales la infección fue socialmente aceptada. El 2020 será recordado como un año que arrasó con todo lo que se daba por sentado, un año para la reflexión y el análisis. ¿Qué nos deja este año pandémico? ¿Seremos mejores o simplemente será un capítulo más del infinito ciclo de la vida? Veinte sanjuaninos abrieron su mente al desafío del pensamiento y respondieron estos interrogantes.
Tiempo de San Juan eligió a 20 personas para compartir sus necesarias reflexiones sobre la pandemia. Fueron seleccionados buscando diversidad de profesiones, edades y género. Eduardo Peñafort, Michel Zeghaib, Fernando Baggio, Carlos Gómez Centurión, Melisa Trad, Melina Pelayes, Amaia Balmaceda, Daniel Tejada, Santiago Riveros Oliva, Sandra Busso, Laura Vera, Benjamín Kuchen, Ricardo Olivera, Carina Jofré, Jorge Lozano, Gabriela Simón, Gerardo Tripolone, Silvina Martínez, Maximiliano Aguiar y Gabriel Bontempo participaron de este compilado de razonamientos que permiten acercarnos miradas distintas sobre el 2020.
¿Qué nos deja este año pandémico?
Pérdidas, desigualdades, redescubrimientos, incertidumbre, vacío, reinvenciones, espiritualidad, creatividad y la demostración empírica de una crisis planetaria que afecta a la naturaleza. Estos conceptos atraviesan los discursos y los personajes elegidos por Tiempo de San Juan ahondan en estas palabras que se multiplicaron en el lenguaje cotidiano.
La pandemia ¿generará un cambio social?
¿Hay lugar para una modificación sustancial de la vida? Para la mayor parte de los consultados, sí. Hay cierto optimismo, cierto halo de esperanza que permite creer que tantas pérdidas y tristezas no han sido en vano. Para otros no y la explicación está en el agotamiento de un sistema liberal. Los que transitan el camino de la mesura creen que la pandemia generará cambios permanentes en la educación y el trabajo, pero profundos e inherentes a la naturaleza del ser humano, no.
El camino de búsqueda tiene final abierto. Y con más preguntas que respuestas. Como la pandemia misma. Como la vida misma.