“Viva la Virgen de Copacabana” fue sin duda alguna el grito más escuchado en la última semana en la Villa Saffe, en Capital. Y también lo ha sido en el mediodía de este domingo en la Catedral de San Juan, donde la colectividad boliviana y un importante número de sanjuaninos homenajearon a la ‘Reina de la nación boliviana’.
La Novena en honor a la Virgen de Copacabana terminó en la tarde noche del jueves 1 de agosto y el viernes tuvo lugar la inauguración de la Capilla que la familia Franco Aguilar construyó en honoro a su Santa Patrona. Y este domingo, desde bien temprano, los promesantes, devotos y un importe número de público en general iniciaron la jornada con la misa que tradicionalmente desde hace más de una década atrás se realiza en la Catedral de San Juan.
La nota distinta con respeto a las habituales misas que se ofician en el principal templo católico sanjuanino fueron los llamativos trajes con los que los integrantes de la comunidad boliviana le rinden tributos bailando a su Virgen.
Hay que resaltar que también se dejaron caer por San Juan fraternidades de la vecina provincia de Mendoza, obviamente portando sus prendas representativas y su banda de músicos.
Tras la liturgia, la Av. Ignacio de la Roza, entre Mendoza y Av. Alem, se llenó de danzas típicas del país del altiplano. Caporales, Morenada, Llamerada, Diablada, Tinkus y Saray fueron llenando de tradición andina y color el centro sanjuanino ante la gustosa sorpresa de aquellos que no estaban al tanto de la celebración.
Mujeres y hombres danzantes de todas las edades se fueron sucediendo en la citada avenida sanjuanina durante prácticamente una hora y media vistiendo de alegría la mañana citadina al tiempo que con el mayor respeto del mundo rendían tributo a la Virgen de Copacabana, quien precisamente encabezó el desfile de agrupaciones montada en una camioneta ornamentada especialmente para la ocasión.
Tras completar la atractiva procesión, la fiesta volvió a trasladarse a la Villa Saffe, donde los devotos acompañaron a la Virgen a su nueva casa. La danza no faltó, esta vez en la cuadra que los ha visto bailar desde hace año.
Posteriormente inició la comunitaria comida a la que no le faltó de nada; mientras algunos promesantes y devotos se tomaban un tiempo en la nueva capilla para rezar por la patrona de Bolivia y hacer sus pedidos especiales. Mientras en la puerta, se alistaba todo para lo que sería una jornada a puro festejo.
Entrada la tarde volvieron las danzas típicas a llenar de color la cuadra de la Villa Saffe que estuvo de fiesta todo el domingo y que terminó a puro baile con la participación de distintas bandas llegadas de otras latitudes y el gran cierre del grupo jujeño Chijra.