Alejado, casi oculto, en el fondo del predio en el que se encuentra la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de San Juan, hay un conteiner. Desde afuera parece una caja vetusta, pero adentro guarda tesoros. Se trata de las semillas de decenas de plantas autóctonas de San Juan. Y entre ellas, las más preciadas, nacidas a 4.295 msnm, en el corazón de la Cordillera de los Andes. Conservadas en frío o germinando, en ese banco de germoplasma, especialistas sanjuaninos estudian los genes de esas semillas, con el objetivo de analizar cómo crecen teniendo en cuenta sus características y sus necesidades hídricas.
Para entender el funcionamiento de este espacio, hay que tener en cuenta que el germoplasma es el conjunto de genes que se transmite a través de la reproducción a la descendencia. Y el término se utiliza comúnmente para designar a la diversidad genética de las especies vegetales. En ese contexto, la función de los bancos de germoplasma es ubicar, recolectar, conservar y caracterizar el plasma germinal de las plantas, que aporta conocimiento científico para optimizar la conservación y uso de los recursos.
El banco de germoplasma en el que estudian los secretos de las plantas sanjuaninas
Sobre el banco creado en la UNSJ, Carola Meglioli, licenciada en Biología, profesora de la carrera y coordinadora del Gabinete de Recursos Vegetales explica que, “nuestro banco es de especies nativas que se distribuyen en la provincia de San Juan. Y también tenemos un vivero de especies nativas, en el que trabajamos de la mano”.
Además de ella, en ese mini laboratorio equipado con heladeras, computadoras y microscopios, y repleto de frasquitos que conservan las distintas semillas, se desempeñan también los alumnos de la carrera. “Trabajo principalmente con alumnos que realizan tareas aquí como sus trabajos finales de licenciatura, de su tesina”, comenta la bióloga.
Actualmente, la tarea que se lleva a cabo en el lugar tiene dos líneas principales. Una tiene que ver con la conservación de semillas o especies de espacios verdes urbanos de la provincia. Al respecto, Meglioli detalla: “Por la crisis hídrica de la provincia, los espacios verdes están requiriendo cada vez más especies nativas ahorradoras de agua, con el fin de que sigan siendo espacios verdes y no sean puntos de súper consumo de agua de riego. Por eso, estamos trabajando en el censo y la conservación de germoplasma de las nativas de la provincia y en el estudio de los servicios ecosistémicos de las especies nativas en los espacios verdes urbanos”.
La segunda línea involucra al equipo integrado por los alumnos Leandro Ormeño, Elisa Bressan, Franco Bressan y Cecilia Lladó, junto con el biólogo José Carnino. Ellos tienen una difícil tarea de precisión: la recolección de germoplasma de especies de Cordillera.
“Trabajamos específicamente en la zona de Iglesia en la que está emplazado el proyecto minero Josemaría. Firmamos un acta complementaria entre la Facultad y la empresa y los chicos hacen, por un lado, la tarea de campo en la época de recolección en la Cordillera, que es una época muy acotada porque se limita a los momentos en los que no hay nieve. Y por otro, en el resto del año, el procesamiento de las semillas en el laboratorio”, detalla la profesora.
Los Yetis de las semillas sanjuaninas
Gracias al convenio realizado entre la UNSJ y las autoridades de Josemaría, los alumnos realizan las campañas en la Cordillera de los Andes. Con ellos pueden viajar y se alojan en los campamentos del proyecto minero. La tarea en la altura no es simple, según confiesan los propios alumnos.
“En la montaña influye mucho que las condiciones son muy extremas. Entonces, la recolección es muy importante y tiene que ser muy minuciosa. Tenemos que tirarnos al suelo y estar ahí, al lado de la planta, medio abrazándola, para juntar semilla por semilla con unas pincitas, porque hay mucho viento y por ahí eso complica mucho”, cuenta Cecilia.
Después de esa tarea de recolección, el equipo encara el trabajo de procesamiento y conservación de las distintas especies. Lo que hacen en el banco, es colocar las semillas en distintos frascos bien pequeños y agregarles sílica gel, para evitar que se les acumule la humedad. “La parte de la limpieza también es muy importante porque se intenta sacar todo lo que no sea semilla antes de llevarlas al banco de germoplasma. Y lo más importante es tener todo bien especificado en las planillas, porque cada especie o ejemplar tiene su planilla asociada y las especies colectadas se etiquetan y se ponen en la heladera”, sostiene Cecilia.
Y Leandro agrega que, “posteriormente, se puede hacer distintos ensayos. Se ponen por ejemplo en una caja de Petri y se las coloca en la cámara de germinación. Después, al cabo de un tiempo, se van registrando las que van germinando”.
Esas especies que colectan en la Cordillera, se divide en dos grandes grupos. Las especies de vega y las especies de estepa o de altura. Y en esos dos grandes ambientes han hallado muchísima diversidad. De hecho, ya suman muestras de más de 50 especies distintas. Hemos encontrado varias que no estaban por ahí identificadas para la zona. Pero, particularmente, ya que un ser vivo como es una planta, pueda vivir en esas condiciones tan extremas, llama la atención”, confía Leandro.
En cuanto a la característica más llamativa de las plantas de altura, Cecilia asegura que, “las características morfológicas que tiene la planta en la Cordillera son muy diferentes a las que tiene la misma planta en el monte. Es impresionante el cambio”.
Hasta el momento, el equipo ha realizado 4 viajes a la montaña, desde diciembre del año pasado hasta ahora. Por lo que, el mayor logro hasta el momento es haber establecido el ciclo de las plantas en esa altura. “Algo que cambia mucho en las plantas de acuerdo al clima es la fenología, es decir, cuándo empieza a florecer, cuándo el fruto está maduro, cuándo las semillas están maduras para recolectar. Entonces, como estos eran los primeros viajes, no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar allá. Como consecuencia, estas primeras campañas fuero más que nada exploratorias. Ahora que ya conocemos el ciclo, van a poder ir directamente a realizar las recolecciones. Eso es muy importante porque en la Cordillera la planta fructifica en un periodo muy corto, entonces hay que establecer muy bien los tiempos en los cuales realizar los viajes”, explicó sobre el futuro de la tarea Meglioli.