El corazón de una vecina, la vocación de una bombera y una reacción a tiempo marcaron la diferencia entre la vida y la muerte. En Rosa Chaparro, integrante de los Bomberos Voluntarios, se convirtió en heroína al salvarle la vida a Lucas Baigorria, un bebé de un año que se había broncoaspirado. Su relato, cargado de emoción, refleja el valor de la preparación y el compromiso de quienes eligen servir a la comunidad.
Era una mañana tranquila en Pocito cuando los gritos rompieron el silencio del barrio. Rosa estaba en su casa, en plena rutina diaria, cuando escuchó los desesperados pedidos de auxilio de una vecina. “Escuché el grito de la vecina de enfrente y me asomé para ver qué pasaba. Entonces vi al hijo de ella corriendo por el medio de la calle con el bebé en brazos. Le grité que me lo trajera enseguida”, recuerda Rosa, todavía conmovida por lo ocurrido.
Apenas el joven llegó hasta ella, Rosa notó que algo no andaba bien. “Lo revisé, le tomé el pulso y me di cuenta de que no respiraba. Estaba morado. Entonces empecé a hacer la maniobra de Heimlich”, relató en una entrevista ofrecida al medio RA y compartida por el cuartel de Bomberos.
image
La bombero Rosa Chaparro.
Gracias a su formación como bombera voluntaria, Rosa había aprendido las técnicas de reanimación y primeros auxilios que cada integrante del cuerpo debe dominar. “Lo primero que pensé fue que podía tratarse de una broncoaspiración. Le hice la maniobra y enseguida el bebé empezó a despedir flema. En ese momento respiré un poco más tranquila, porque vi una reacción”, contó.
Sin embargo, la situación aún era crítica. Rosa pidió que alguien llamara al 911, pero la urgencia del momento los llevó a actuar de inmediato. “No teníamos vehículo y un vecino ofreció su auto. Lo subimos y salimos volando al Hospital de Pocito. Iba yo atrás con el bebé, siguiéndole con la maniobra, porque otra vez se había puesto mal. Volvió a dejar de respirar. Fueron segundos eternos. Ya llegando al hospital, de pronto el bebé largó el llanto”, relató.
Los médicos recibieron al pequeño y confirmaron lo que Rosa ya intuía: la rápida intervención fue clave para salvarle la vida. “Uno de los médicos me dijo que, si no hubiera hecho la maniobra en ese momento, el bebé no habría llegado con vida. Sentí un alivio enorme y una gratitud inmensa hacia Dios y hacia todo lo que aprendí como bombera”, contó con emoción.
Embed - Tiempo de San Juan on Instagram: "Un acto de amor y vocación Rosa Chaparro, bombera voluntaria de Pocito, escuchó los gritos de sus vecinos y no dudó en actuar. Le salvó la vida a Lucas, un bebé de un año, que se había broncoaspirado y no respiraba. Gracias a sus conocimientos en primeros auxilios, aplicó maniobras de reanimación y logró que el pequeño llegara con vida al hospital. Hoy Lucas está en casa y Rosa, emocionada, dice: “Estoy orgullosa de ser bombero y agradecida a Dios por haber estado ahí en el momento justo.” Mas info en @tiempodesanjuan #heroina #bomberos #salvarvidas #sanjuan #tiempodesanjuan"
Horas después, Lucas fue dado de alta. Su familia, aún impactada por lo ocurrido, no dejó de agradecerle a la mujer que, sin pensarlo, se lanzó a ayudar. Al día siguiente, Rosa volvió a ver al pequeño: “Gracias a Dios, está bien. Es muy emocionante verlo, porque muy duro lo que pasamos ayer. Verlo bien, verlo de alta, verlo en casa, es una felicidad enorme. Agradezco siempre a Bomberos Voluntarios que me enseñaron, y estuve ahí para él, en el momento justo”, expresó.
Para Rosa, el episodio no solo reafirmó su vocación, sino que también dejó un mensaje profundo sobre el valor del servicio y la capacitación. “Estoy muy orgullosa de ser parte de Bomberos Voluntarios. Agradezco que me hayan abierto las puertas cuando tenía 45 años y me dieran la oportunidad de aprender. Hoy sé que todo ese entrenamiento sirve, y que uno puede hacer mucho por los demás. No hay edad para ayudar ni para aprender a salvar vidas”, reflexionó.