El reciente impacto nacional generado por el caso de Nata, el adolescente de catorce años que utilizó las redes sociales para expresar su deseo de tener una familia y logró atraer a cientos de interesados, puso el foco sobre las estrategias excepcionales de los poderes judiciales en materia de minoridad. En este contexto, es interesante conocer qué pasa en San Juan con esta herramienta para avanzar en las adopciones. Los datos oficiales del fuero de Familia de la Justicia local dan cuenta de la realidad de las convocatorias públicas en la provincia, una instancia que solo se activa cuando todos los mecanismos convencionales de búsqueda han fracasado.
Según los datos a los que accedió en exclusiva TIEMPO DE SAN JUAN, durante el año 2024, la Justicia provincial recurrió a este instrumento legal en cinco oportunidades, enfrentando situaciones de alta complejidad por motivos de salud o edad.
El primer caso involucró a una niña de ocho años con un cuadro de salud grave que requería internación domiciliaria, proceso que lamentablemente no contó con postulantes interesados. Por el contrario, un niño de seis años con patologías de salud que recibía tratamiento interdisciplinario logró un desenlace positivo, obteniendo su sentencia de adopción en mayo de ese mismo año. Un escenario distinto vivió una pequeña de apenas un año con retraso madurativo profundo; aunque se citó a posibles adoptantes, ninguno aceptó el desafío de su crianza. En el segmento de los adolescentes, un joven de quince años con retraso mental leve inició un proceso de vinculación, pero el mismo no prosperó y no llegó a concretarse. Finalmente, el quinto caso oficial corresponde a un bebé de un año, también con problemas de salud y tratamiento integral, cuya adopción se dictó mediante sentencia hacia fines de 2025.
La ausencia de convocatorias de este tipo en lo que va de 2025 no responde a una falta de recursos, sino a que las necesidades de los menores actualmente en proceso fueron cubiertas mediante la búsqueda interna en los registros de postulantes o debido a que los propios adolescentes manifestaron no estar listos para el proceso en este momento.
Las convocatorias públicas funcionan como el último eslabón de una cadena que comienza en la Dirección de Niñez del Poder Ejecutivo, organismo encargado de la protección inicial y de agotar la búsqueda en el círculo íntimo del menor, como abuelos, tíos o referentes afectivos. Si esa vía no tiene éxito, los jueces de Familia -que en San Juan son cuatro y poseen la decisión final- declaran el estado de adoptabilidad tras verificar que se cumplieron todos los pasos legales.
Una vez declarada la adoptabilidad, el Registro Único de Adopción (RUA) interviene para proponer legajos de personas inscriptas que coincidan con el perfil del niño. En esta etapa, la Oficina Judicial de Familia, a través de su área tutelar y equipos técnicos, gestiona los recursos y realiza el seguimiento de las vinculaciones para asesorar al magistrado. La convocatoria abierta surge recién cuando no hay nadie en el RUA local ni en la red nacional dispuesto o capacitado para asumir casos que suelen involucrar patologías graves o niños mayores de ocho años.
El escenario general en San Juan muestra una gestión ágil para los niños pequeños y sin problemas de salud, logrando vinculaciones en plazos de apenas una semana una vez resuelta la situación legal, según informaron fuentes judiciales. No obstante, persiste el desafío de sensibilizar a la sociedad sobre la adopción de adolescentes, ya que la mayoría de los inscriptos inicialmente busca bebés o niños de corta edad. Es fundamental comprender, destacaron las fuentes, que muchos niños que residen en hogares estatales no están disponibles para ser adoptados, ya que se encuentran allí de forma transitoria mientras se trabaja con sus familias biológicas, respetando siempre el interés superior del niño por sobre el deseo de los adultos.
El caso Nata
En los últimos días se dio el fenómeno de Nata, un adolescente de 14 años residente en Rosario, Santa Fe, se convirtió en el motor de este análisis tras la viralización de su búsqueda de una familia. Su vida estuvo marcada por una infancia difícil con situaciones de violencia y maltrato, que culminó cuando su madre lo dejó en la puerta de los tribunales de Rosario a los doce años para que fuera entregado en adopción.
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Ante la falta de postulantes en los registros oficiales de su provincia, el propio joven impulsó la creación de un video para relatar su historia en primera persona y ganar visibilidad, inspirándose en otros casos de difusión pública exitosos.La respuesta fue masiva, logrando que más de setecientas familias se interesaran en su proceso, atraídas por la personalidad de un chico que disfruta de la natación y sueña con tener una habitación propia y adultos que lo acompañen en su crecimiento.
Este fenómeno, que representó la convocatoria pública número ochenta y uno en su jurisdicción, puso en evidencia la importancia de romper el tabú sobre la adopción de adolescentes y la efectividad de estos mecanismos cuando los registros convencionales no logran concretar una vinculación. El caso de Nata no solo movilizó a cientos de aspirantes, sino que también sirvió para recordar que existen muchos otros jóvenes en situaciones similares en todo el país que aguardan por el mismo derecho a un entorno familiar.
Claves de la convocatoria pública de adopción
Cuando ningún registro de aspirantes a la adopción del país da respuesta positiva para la búsqueda de postulantes para un niño, niña, adolescente o grupo de hermanos en situación de adoptabilidad, las Convocatorias Públicas son la última instancia para restituir su derecho a vivir en familia.
En esta instancia pueden postularse tanto personas que estén inscriptas en algún registro, como aquellas que no lo estén, pero deseen postularse para ahijar a los niños y adolescentes que esperan.
Conocé las Convocatorias Públicas de niños, niñas y adolescentes de todo el país en este link.