En una entrevista muy jugosa, el dirigente peronista César Gioja tiró la bomba en Paren las Rotativas. Lo que todos saben y pocos dicen en voz alta. Tras una década de interna furiosa entre el uñaquismo y el giojismo y la pérdida del gobierno después de 20 años de hegemonía peronista en San Juan, los popes del movimiento popular acordaron una lista de unidad para conducir el partido. Todo parece indicar que el diputado Juan Carlos Quiroga Moyano y la también diputada Graciela Seva serán los dirigentes que liderarán la estructura, representantes ambos de los ex gobernadores, quienes dicen haber dado un paso al costado. Ni Sergio Uñac ni José Luis Gioja encabezarán la lista de unidad, pero sus emisarios los representarán. Sobre la movida dirigencial, que tuvo meses de rosca intensa, César dijo sin rodeos que los hombres y mujeres que integrarán la lista que se presentará el próximo 27 de julio fueron elegidos porque no tienen capacidad de daño, para generar tiempo de cara a una renovación en serio. ¿Autoridades de transición? Lo fáctico demuestra que sí.
La relación entre Gioja y Uñac empezó a descascararse apenas el pocitano arrancó su mandato. El hijo matando al padre, como es ley en política. La tensión fue en escalada. Tuvo su primera materialización con la interna en el 2019 por la intendencia de Rawson. Ambos dirigentes se jugaron todo. Uñac puso a competir a su amigo Pablo García Nieto y Gioja a su hermano Juan Carlos. El resultado es conocido por todos. Uñac reeligió en la Provincia y el giojismo consiguió el triunfo en Rawson. En la memoria de los militantes aún está grabado el momento del ingreso de José Luis al PJ. Con una camiseta de Racing, celebrando que tenía una vida más. La interna partidaria del 2020 fue más picante. Hubo despidos y pases de factura. Todo confluyó en un triunfo de Uñac con el 70%. El divorcio político entre Gioja y Uñac parecía estar sellado para siempre. Parecía.
Ríos de tinta se le dedicaron a la interna peronista. Escenarios diversos, protagonistas de distinto calibre, pase de dirigentes de un sector a otro. La primera gran confluencia fue en las elecciones del 2023, cuando el peronismo terminó perdiendo la gobernación en manos de Marcelo Orrego. La derrota obligó a la dirigencia a sellar ciertos acuerdos que se fueron tejiendo con marchas y contramarchas. La primera prueba de fuego será la interna partidaria, que tiene fecha fijada el 11 de agosto.
En 1991 hubo elecciones internas dentro del peronismo sanjuanino. Pasaron 29 años para que nuevamente en el PJ haya disputa interna. Ni más ni menos que Sergio Uñac contra José Luis Gioja, representado por su hermano Juan Carlos.
Que haya recambio de autoridades no significa que haya renovación. Nada que se le parezca. Si no hay sorpresas, Juan Carlos Quiroga Moyano y Graciela Seva serán los próximos presidente y vice del PJ, respectivamente. Ambos representan los intereses del pocitano y del “Flaco” y serán sus voces durante los próximos cuatro años.
El ex cuatro veces intendente de 25 de Mayo y ahora diputado departamental fue elegido presidente del bloque peronista en la Cámara. Seva fue la secretaria de Gioja durante los doce años en los que fue gobernador de San Juan. Ninguno ha dado muestras de pegar el salto a la competencia electoral. Ninguno tiene una estructura propia de poder.
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La vieron. El tuit de Uñac que predijo la presidencia de Quiroga Moyano.
Sobre la elección de ambos dirigentes, César Gioja en Paren las Rotativas consideró que “eligen a alguien que no tiene capacidad de daño y no tiene necesidad de hacer daño; es para generar un tiempo de renovación en serio, donde cada uno pueda, de nuevo, mostrar su idoneidad, sus habilidades, sus capacidades”. En toda estructura partidaria, el poder se forja a partir de un mix que conjuga la ambición, el apoyo tanto interno como social, las ideas, la dominación del arte de la negociación y el acceso a fuentes de financiamiento. Aunque sea impopular, el poder de daño mide el tamaño del dirigente. No hay pruebas que permitan calificar a Quiroga Moyano o a Seva como titulares de poder de daño.
En los nombres que encabezarán las listas, Uñac y Gioja alcanzaron un acuerdo. Hubo pataleo en el medio, pero ningún peronista esperaba lo contrario. La paz es para los cementerios, dicen. Y también estuvieron de acuerdo en otra cosa: en borrar cualquier vestigio de baistrocchismo de las listas en Capital. El departamento tiene cuatro juntas: Centro, Desamparados, Concepción y Trinidad. En todas hubo durante los últimos cuatro años dirigentes identificados con el ex intendente Emilio Baistrocchi. En los cuatro espacios territoriales los líderes del justicialismo le dieron el visto bueno a la purga. Ariel Palma, Horacio Lucero, Fabián Juárez, Oscar Brocca, Roxana Molina y Matías Andrada quedaron fuera de los armados.
En las juntas tampoco habrá lugar para las sorpresas. La avalancha de caras nuevas con las que muchos se ilusionaban quedará para la próxima. Los intendentes electos del peronismo se convertirán en líderes de sus espacios partidarios departamentales. En las comunas donde hubo triunfo de Juntos por el Cambio, los dirigentes que encabezarán son los de la conciliación, sin pretensiones para el 2025. Hubo un solo pedido en el que Gioja no cedió ni un centímetro. Quiere como cabeza de lista en Rivadavia a Facundo Perrone, el candidato a intendente con mejor performance del peronismo.
Se puede afirmar que el único que no quiere mensajeros dentro de la estructura partidaria es Fabián Gramajo. El chimbero quiere ser parte de la plana mayor. Pero Gramajo solo quiere a Gramajo en las listas. Y como el ex candidato a vice sí tiene poder de daño, las fichas se mueven en el tablero para ahorcar sus pretensiones. Los uñaquistas no quieren a un hombre con aspiraciones entre los primeros tres. Además, lo tienen entre ceja y ceja. No le perdonan su alianza con Gioja. Y los giojistas no confían plenamente en el dueño del San Juan Te Quiero.
Si no hubiera elecciones legislativas el año que viene, probablemente la disputa sería más voraz. Es contrafáctico.
El ordenamiento interno del partido, la definición de candidatos dentro de cierta organicidad es tradición pejotista. Los dirigentes arman, la gente dispone y termina configurando el mapa dentro de las estructuras de poder. Basta mirar lo que sucedió con la llegada del presidente Javier Milei a la Casa Rosada. Con partido político prestado, sin capacidad de armado de listas en todo el país, sin hombres y mujeres en las provincias, alcanzó el deseado sillón de Rivadavia. “Pero nosotros no somos como ellos”, advirtió un peronista ante la consulta de este diario. Para un peronista, no hay nada mejor que otro peronista, reza una de sus 20 verdades. Y hoy, para el PJ de San Juan, los mejores peronistas son los de la transición.