Si “20 años no es nada”, como canta Gardel, 12 años es un suspiro. Así pareció entenderlo el diputado nacional neuquino por el macrismo (PRO puro) Francisco Sánchez, quien pidió, directamente, la pena de muerte para Cristina Kirchner.
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SUSCRIBITESi “20 años no es nada”, como canta Gardel, 12 años es un suspiro. Así pareció entenderlo el diputado nacional neuquino por el macrismo (PRO puro) Francisco Sánchez, quien pidió, directamente, la pena de muerte para Cristina Kirchner.
"Doce años por robar impunemente es casi nada. El año pasado presenté un proyecto de ley para que este tipo de delitos sean considerados traición a la Patria. Merecen la pena de muerte, no una liviana prisión domiciliaria", escribió en twitter el legislador, aparentemente un desertor de las tropas del diálogo y el consenso.
Convencido de que “no todo vale lo mismo, cualquier persona que roba es un delincuente. Cualquier funcionario que se vale de su cargo para robarnos a todos es un delincuente más grave todavía”, recordó que "presenté el año pasado junto a otros diputados nacionales un proyecto de ley para declarar a determinados crímenes de corrupción como hechos de traición a la Patria. No tengo dudas de que, si se comprueba la responsabilidad de Cristina Kirchner y el resto de las personas imputadas en la causa 'Vialidad', de los delitos que se les han imputado son traidores a la Patria".
También insistió con lo exiguo, a su criterio, de la pena que pidieron los fiscales Luciani y Mola para la vicepresidenta: "12 años es muy poco para lo que han hecho; inhabilitación perpetua de cargos públicos también. Las penas tienen que ser ejemplares”.
El diputado recordó no sin cierta pena que "lamentablemente, en Argentina, se ha abolido la pena de muerte. Considero que personas que nos han afectado tan gravemente, merecerían esa pena. Ya que no se puede, al menos apliquémosles las penas más duras que corresponden en nuestro código penal".
Entre otras perlas legislativas que pueblan el rosario de Sánchez, podemos contar la adhesión el proyecto del ultraconservador Alberto Assef, por el cual pedía que los presos no puedan ejercer el derecho a voto (incluso los que están solo con prisión preventiva).
Además, Sánchez tiene entre sus hits el uso recurrente de términos como "revolución apátrida" a la hora de hablar de la dictadura cívico militar que cometió un genocidio en Argentina desde 1976 a 1983.