El tironeo por el millón de pesos para capacitación docente, entre los sindicatos universitarios Adicus y Sidunsj, fue en realidad la cortina que se abrió y echó luz sobre una grieta mucho más profunda que el frío manejo de los recursos. Entre otros aspectos, tiene que ver con los alineamientos políticos a nivel nacional, de uno y de otro lado.
Con personería sindical en San Juan, Adicus se quedó fuera del reparto del fondo de capacitación porque su organización madre, Conadu Histórica, rechazó los términos y no firmó el convenio con el Ministerio de Educación de Nación.
Aún con su personería en trámite, Sidunsj pudo acceder a los recursos porque su entidad de referencia, Conadu, suscribió el acuerdo con Nación. El asunto todavía está sumergido en una controversia. Pero el reparto se hizo.
Del millón de pesos en cuestión, Sidunsj recibirá indirectamente a través de sus capacitadores dos tercios, incluida la parte que perdió Adicus. En tanto que el tercio restante quedará para UDA, que tiene afiliados en el nivel secundario de la UNSJ y no entró en la controversia.
Más allá de la cuestión dineraria -que no es poco- está la fractura de una relación que venía camuflada de apacible convivencia. El acuerdo les permitió, por ejemplo, unificar posiciones con el Rectorado en torno de la carrera académica. Así fijaron las reglas para el ingreso de docentes y la recategorización por concurso. Hubo humo blanco.
Todo eso habrá quedado en el pasado, bien sepultado. La conducción de Adicus hizo saber que a partir de este momento se terminó la concordia y objetará que Sidunsj siga integrando la paritaria local hasta tanto consiga la personería gremial. Avisado de lo que viene, el rector Oscar Nasisi ya anticipó su postura: que resuelva el Ministerio de Trabajo.
De fondo hay también una diferencia política que se parece bastante a la grieta trazada entre los K y los anti-K a nivel nacional, que hizo eclosión en la elección del 22 de octubre fundamentalmente en Provincia de Buenos Aires.
El pasado jueves el secretario general de Adicus, Jaime Barcelona, dijo al aire en Banda Ancha que "el otro sindicato nació en 2013 para defender al gobierno de Cristina de los paros que hacían en San Juan Conadu Histórica y Adicus". Así, sin vueltas, le imputó a Sidunsj un origen militante y vinculado al kirchnerismo.
El titular de Sidunsj, Esteban Vergalito, no esconde su ideología afín al modelo nacional y popular, con gruesas críticas al macrismo desde el inicio de la gestión y más aún luego del mensaje de ajuste para las universidades. “Macri quiere desfinanciar o arancelar la educación pública para hacer de la educación un negocio”, señaló el dirigente al día siguiente del mensaje presidencial.
Aunque Barcelona tampoco aplaude las medidas anunciadas por Macri, cuida puntillosamente no excederse en las declaraciones. Fuentes de su entorno revelaron que hay entre sus afiliados una ostensible mayoría que rechaza la gestión K y por lo tanto no comparte la "politización" de la protesta.
"El docente universitario no está dispuesto a resignar salario. No quiere que se caiga Macri. Pero tampoco quiere resignar salario. Entonces volveremos a convivir con esa dualidad: cómo ajustamos nuestra lucha gremial y no excedernos en otros intereses que no son los intereses de los docentes", explicó Barcelona.
En la misma línea, el titular de Adicus criticó el tono del discurso sindical del primer semestre: "Se politizó demasiado sobre la base de que los dirigentes sindicales y políticos, muchos de la oposición, ya veían venir esto que el gobierno de Macri nunca ocultó, el ajuste, la reforma laboral. Pero el docente solamente apuntó a resolver la cuestión salarial”.
Más allá de lo sindical, la grieta también podría extenderse a la cúspide de la UNSJ. Reelecto en 2016 por cuatro años, Nasisi no podrá volver a ser candidato a rector y el juego de la sucesión quedará abierto. Es verdad, pensar en 2020 parece muy aventurado por lo distante en el tiempo. Sin embargo, en los corrillos de la casa de altos estudios hay al menos cuatro nombres echados a rodar.
A saber: la actual vicerrectora Mónica Coca, la decana de Filosofía, Rosa Garbarino; el arquitecto Carlos Cocinero; y el decano de Ciencias Exactas, Rodolfo Bloch. Este último, acuerdo con Nasisi mediante, declinó la posibilidad de disputar el rectorado en 2016 con la proyección de pegar el salto en 2020.
En 2012 logró pasar al balotaje pero cayó frente al ingeniero que sucedió a Benjamín Kuchen. El grupo que acompañó a Bloch en aquella oportunidad respaldó a la fórmula Nasisi-Coca en 2016. Al menos hasta hace un tiempo atrás, se esperaba una retribución de gentilezas más adelante. Pero falta tanto…
Bloch tiene una explícita identificación con el kirchnerismo. Y si no admitiera la etiqueta, claramente está inscripto ideológicamente en la vereda opuesta a lo que representa el macrismo. ¿Cómo jugará ese temperamento a la hora de la votación universitaria? La pregunta surgió la semana pasada en una charla informal, de boca de un sindicalista docente.
El discurso crítico de Nasisi hacia las primeras medidas adoptadas por el gobierno de Cambiemos le habría costado perder espacio en el Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), donde a principios de 2017 dejó su lugar de conducción y quedó como miembro ordinario en esa la mesa de rectores de universidades públicas.
Claro, vincular un hecho con el otro podría resultar arbitrario. Pero también surgió del análisis sindical que mira con cautela los alcances de una grieta que, a la vista está, penetró el escudo de la UNSJ.