El juicio por la desaparición de Raúl Tellechea, visto por última vez el 28 de septiembre de 2004, llega a su final. Este martes, el Tribunal Oral Federal de San Juan dictará sentencia en un proceso que se extendió durante casi tres años y que expuso tres teorías que intentaron ser probadas en el desarrollo del debate. Inició el 12 de diciembre de 2022 y, tras la participación de 283 testigos, las juezas Eliana Rattá Rivas, Gretel Diamante y Carolina Pereyra tendrán la última palabra.
La fiscalía, representada por Francisco Maldonado, sostiene que se trató de una desaparición forzada en democracia para tapar la corrupción, mientras la querella, encarnada por Conrado Suárez Jofré, asegura que fue un crimen perfecto cometido para silenciar al ingeniero y evitar que denuncie a los directivos de la Mutual de la UNSJ. Por otro lado, y las defensas de los 10 imputados afirman que el entonces dirigente del ciclismo huyó por vergüenza.
Los imputados por la Justicia Federal son Luis Héctor Moyano (presidía la Comisión Directiva y señalado coautor), Miguel Alejandro Del Castillo (también sindicado como coautor y quien denunció a Tellechea por estafa), Eduardo Rubén Oro (integrante de la CD, coautor); Luis Alonso (coautor); Miguel Francisco González (ex jefe de Policía, partícipe necesario); Mario León (Jefe de la sección Seguridad Personal, partícipe necesario); Alberto Flores (policía, coautor funcional); Aurora Ahumada (empleada de la Mutual, partícipe necesaria); Juan Marcelo Cachi (partícipe necesario); y el supuesto arrepentido Sebastián Cortéz Páez (coautor).
Para los siete primeros, tanto el Ministerio Público como la querella solicitaron la prisión perpetua en los alegatos por el delito de desaparición forzada, mientras que para Ahumada ambas partes pidieron 10 años de prisión. Por otro lado, los defensores Marcelo Fernández Valdez, Esteban Chervin, Carlos Daniel Rivadeo, entre otros, reclamaron la absolución para sus patrocinados.
“Una desaparición forzada en democracia” — La teoría del Ministerio Público Fiscal
Para el fiscal Francisco Maldonado, Tellechea fue víctima de una desaparición forzada de personas, un delito que —según planteó— se configuró en dos tramos: la privación ilegítima de libertad y el ocultamiento del destino de la víctima. El hecho, afirmó, constituye una grave violación a los derechos humanos en democracia con la participación de funcionarios estatales.
El ingeniero, que trabajaba como asesor informático en la Mutual de la Universidad Nacional de San Juan, estaba enfrentado con sus directivos —Luis Héctor Moyano, Miguel Alejandro del Castillo, Eduardo Oro y Luis Ángel Alonso— por presuntas irregularidades financieras. Días antes de su desaparición, Tellechea manifestó temor, cambió su conducta y se mostró preocupado por su seguridad.
El fiscal sostuvo que los directivos difundieron una coartada para encubrir el hecho: dijeron que el ingeniero había asistido a una reunión en la Mutual, que se le había informado sobre un desfalco y que huyó por vergüenza. Sin embargo, Maldonado afirmó que esa reunión nunca existió y que la maniobra fue diseñada para montar una falsa historia de fuga.
La Fiscalía también acusó a la Policía de San Juan de complicidad, señalando intervenciones telefónicas ilegales, demoras judiciales y desvíos investigativos. “Se investigó al arcángel Gabriel en Brasil, pero no a los directivos de la Mutual”, ironizó el fiscal durante los alegatos.
Maldonado concluyó que la desaparición fue consecuencia directa del enfrentamiento de Tellechea con las autoridades de la Mutual y que el paso del tiempo solo ha reforzado la impunidad del hecho. “Es una desaparición forzada en democracia, con participación estatal y motivaciones vinculadas a la corrupción”, cerró.
“Un crimen perfecto” — La teoría de la querella
La familia del ingeniero, representada por el abogado Conrado Suárez Jofré, sostiene que Tellechea fue secuestrado por los directivos de la Mutual, luego de descubrir un desfalco interno, y que murió mientras lo mantenían cautivo.
Para la querella, el juicio permitió confirmar viejas sospechas y sumar nueva prueba. “El debate fue fructífero: se consolidaron elementos de convicción y se incorporaron evidencias que dan un nuevo sentido a los hechos”, expresó Suárez Jofré.
Según esta versión, el ingeniero nunca asistió a la reunión en la Mutual a la que fue convocado la noche del 27 de septiembre de 2004, sino que se encontraba en la Federación Ciclista Sanjuanina, donde fue visto por varios testigos. La querella considera que el ocultamiento de esa información por parte de la Policía fue clave en la confusión inicial del caso.
Aun sin pruebas materiales, la familia está convencida de que los imputados ocultaron el cuerpo y manipularon la investigación. “No sabemos cómo lo secuestraron ni a dónde lo llevaron, pero ellos sí saben qué pasó”, afirmó el abogado.
Para Suárez Jofré, Tellechea no desapareció por voluntad propia: tenía proyectos laborales, vínculos afectivos y ninguna razón para abandonar a sus hijos. “Lo convirtieron en un prófugo para ocultar un crimen perfecto”, aseguró, señalando tanto a los exdirectivos de la Mutual como a sectores de la fuerza policial que, a su entender, desviaron la causa deliberadamente.
“La vergüenza y la fuga” — La teoría de las defensas
Del otro lado, los defensores de los imputados sostienen que Tellechea se fugó voluntariamente. Aseguran que, tras ser advertido de que sería denunciado por maniobras fraudulentas en la Mutual, el ingeniero decidió desaparecer para evitar la exposición pública.
El abogado Marcelo Fernández Valdez, representante de Eduardo Oro, insistió en que no hubo delito alguno y que la acusación carece de sustento probatorio. “Se acreditó que no existen pruebas materiales que sostengan la hipótesis fiscal. Lo que hay es una narrativa sin correlato real”, manifestó.
La defensa también planteó que la figura penal de desaparición forzada no existía al momento de los hechos y que aplicarla retroactivamente viola los principios básicos del derecho penal.
Fernández Valdez calificó la teoría de la querella como “una historia tomada de los pelos” y recordó que la justicia ya había sobreseído a los directivos de la Mutual en causas vinculadas a los supuestos desmanejos económicos. “Los imputados son los más interesados en saber qué pasó, porque hace 20 años viven bajo sospecha”, dijo.
Finalmente, el defensor sostuvo que la única explicación lógica es la vergüenza. “Tellechea tenía una imagen pública impecable: ingeniero, profesor y dirigente deportivo. Al verse comprometido, eligió irse. Es doloroso, pero no se puede condenar sin certezas”, afirmó.