A más de un día del crimen que sacudió al Barrio Constitución de Santa Lucía, en el que Milagros Rivero Gutiérrez fue alcanzada por una bala cuando Leonardo Tello "jugaba" con un arma de fuego, el padrastro asesino se presentó frente a las autoridades judiciales y, a pesar de recibir severas acusaciones y de confrontar con la dura realidad, se mostró con una actitud que llamó la atención.
Es que no sólo escuchó, de la boca de la fiscalía, cómo fueron los últimos momentos de la chiquita de 10 años, sino también observó en vivo y en directo el cuerpo sin vida de la menor. En la audiencia, se exhibieron imágenes de la escena y de cómo el proyectil atravesó la humanidad de la víctima. Sin embargo, las fotos -por demás impresionables- no provocaron absolutamente nada en el imputado; sólo las miró y luego levantó la cabeza.
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Si bien en algunos pasajes de la audiencia, que duró más de una hora y media, se llevó las manos a la cara e hizo pensar que había roto en llanto, dado el contexto y la descripción cruda de los fiscales, finalmente resultaron ser gestos de agobio y cansancio. Después de cubrirse el rostro por un rato, erguía la cabeza sin problemas y sin derramar una sola lágrima.
Nada de lo que manifestaron los funcionarios del Ministerio Público generó una reacción suya. Incluso, cuando aceptó romper el silencio y defenderse por sí mismo, optó por explicar que el arma de fuego no era suya, sino del hermano mayor de la víctima, Joel Gutiérrez. Confesó que se trató de un accidente y que se le "escapó un tiro" cuando la limpiaba.
Cuando anticipó que hablaría, las cámaras y micrófonos de la prensa -presente en la sala- apuntaron hacia él y, pese a las expectativas de un reconocimiento de su accionar y un pedido de disculpas, su declaración se limitó a referirse al detalle de la investigación.
Con los brazos cruzados y con la mirada en un punto fijo, acomodándose a cada rato en el asiento, Tello se exhibió con una postura que podría ser considerada como fría e indiferente. Quizás fue su decisión no mostrar algún tipo sentimiento, que perjudicara su situación, o actuó sin pensar, es decir, le fue natural.
La tragedia ocurrió durante la madrugada del jueves 26 de diciembre y, por ello, este 27 de diciembre al mediodía quedó imputado por homicidio simple agravado por el uso de arma. La Justicia le dictó prisión preventiva por un año, tiempo en el que la fiscalía también deberá reunir las pruebas en su contra y llevarlo a juicio.