El Colegio de Psicólogos de San Juan denunciará al español Fernández y a otras dos personas por ejercicio ilegal de la profesión
Gema Galván, del Colegio de Psicólogos de San Juan, habló sobre la creciente preocupación por las figuras no universitarias que tratan problemas de salud mental sin la debida preparación.
El Colegio de Psicólogos de San Juan está a punto de presentar tres denuncias formales en la Justicia, incluyendo la figura del español Carlos Fernández que reside en la provincia y es famoso por protagonizar una de las mayores estafas en España, donde está ahora arreglando sus asuntos tiribunalicios. Según confirmaron desde el Colegio, se espera que esta misma semana se concrete la presentación en la fiscalía penal de turno, la cual apunta al "ejercicio ilegal de la psicología".
Así lo confirmó este miércoles la referente del Colegio de Psicólogos local, Gema Galván, en diálogo con Radio Sarmiento. La preocupación es por personas que se hacen llamar "psicólogos", "psicólogos sociales" o incluso utilizan el término "licenciado en psicología" sin tener la titulación ni la matrícula que las habilite.
El Colegio tiene identificados tres focos de denuncia en la provincia: una persona en Jáchal, otra en Caucete, y una tercera en Capital. Dentro de este grupo, se encuentra el caso más resonante: el de Fernández, que fue noticia internacional días atrás cuando se conoció que debe pagar una suma millonaria en euros por sus acciones ilegales en su país.
En su vida en San Juan, donde armó una familia mientras se ocultaba de la Justicia, primero se presentaba como psicólogo y luego, al notar que no podía serlo, comenzó a usar el término coach. Pese a esto, el Colegio lo viene siguiendo de cerca porque, si bien tiene matrícula en España, nunca la homologó ni presentó los papeles necesarios para ejercer legalmente en Argentina, precisó Galván. Además, en San Juan, Fernández ha atendido a parejas muy conocidas, lo que implica una intervención explícita en temas que conciernen a la salud mental.
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En sus redes, Carlos Fernández se presenta como "psicólogo y coach"
Los riesgos de tratar la salud mental
Galván destacó que el principal motor de estas denuncias es la necesidad de resguardar a las personas y de informar el peligro que corren al estar expuestas a individuos que no están debidamente formados y que, sobre todo, no pueden hacerle frente a las consecuencias que esto puede traer.
La profesional subrayó la extrema vulnerabilidad de la situación: "Distintas emociones pueden desencadenar en situaciones muy dolorosas, sí, en donde inclusive está en peligro la vida". Galván hizo hincapié en que cuando se trabaja en temas de salud mental, es necesario tener en cuenta toda una estructura de personalidad y una psicopatología detrás, algo que solo se aprende en la universidad.
En este sentido, la falta de formación se traduce en falta de responsabilidad profesional, lo cual es un fundamento clave de la denuncia. Galván explicó que "el psicólogo no solamente tiene que hacerse responsable de su matrícula, sino que tiene que pagar un seguro de mala praxis y esto tiene que ver con posibles consecuencias o sucesos que pueden llegar a pasar. Y como profesionales nos tenemos que hacer cargo de esta situación".
Dijo que se han registrado situaciones en las que el Colegio ha tenido que intervenir para contener a personas que, tras someterse a prácticas alternativas fuera del ámbito psicológico, como lectura de constelaciones o biodecodificaciones, quedaron "muy inestables". Galván sostuvo que a veces estos casos son tan graves que "nos hemos encontrado con personas que después los familiares han consultado porque el estado de inestabilidad emocional era mucho" y han requerido la intervención de psiquiatras para poder contenerlos.
El problema, según Galván, es que estas prácticas juegan con la "ilusión de la gente de salir rápidamente de un problema X" ofreciendo soluciones mágicas que no existen. "Nosotros no podemos prometer nada. Es como un médico, no te podemos decir: 'Vos haciendo esto te vas a curar'", pues eso faltaría a la ética. Quienes se aprovechan de esto, explotan la vulnerabilidad de quien busca apoyo y contención, prometiendo que "no vas a sufrir, vas a estar bien".
Diferencias
En la discusión es importante entender la diferencia entre la figura del coach y el ejercicio ilegal de la psicología. Galván aclaró que si bien cualquiera puede ser coach (hay arquitectos, abogados y gente sin profesión de base que lo son, pues los cursos no llegan a ser formaciones terciarias), el problema surge cuando se inmiscuyen en áreas de la salud mental que no les competen.
El Colegio no busca quitarle el trabajo a nadie, destacó, sino aplicar el principio de "zapatero a su zapato". Un coach podría trabajar en el área laboral o motivacional, pero debe limitar su intervención. La línea roja se cruza cuando estas personas, sin la formación necesaria en psicopatología y estructuras de personalidad, intervienen directamente en patologías o en problemas de salud mental grave. Las denuncias no se centran en el coaching como tal, sino en aquellos que simulan ser psicólogos o hacen uso de ese título sin tenerlo, exponiendo la vida de las personas.