Sosteniendo fuerte el retrato de su hijo, Adela confiesa que aún no puede procesar la repentina muerte del joven. Cuenta que Sergio Nasser Picón estaba en una etapa de plenitud cuando encontró la muerte. Había quedado efectivo en la empresa que queda a pocos metros de su casa de la infancia, convivía con su esposa e hijo en Caucete y, después de que su pareja se recibió de oficial de Policía, pensaba retomar los estudios para formarse como profesor de Educación Física. "Todo lo que le estaba pidiendo a Dios, se le estaba cumpliendo. Tenía muchos proyectos... estamos destruidos", dice con la voz entrecortada la mujer.
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Nasser viajaba en bicicleta a la fábrica Taranto, donde había quedado efectivo hacía un año, cuando fue atropellado a la altura del kilómetro 17 al este de calle Zapata, en 9 de Julio. Perdió la vida en el lugar. Según su madre, se enteraron de su muerte casi tres horas después del accidente y por los vecinos.
"Desde el minuto cero nadie nos informó de nada. Nosotros nos enteramos por nuestros propios medios. Mi hijo no llegaba nunca a casa -viven al lado de la empresa- a dejar la bicicleta, como lo hacía siempre, y los compañeros nos alertaban que no fue al trabajo. Todos nos preguntaban sobre un accidente que había ocurrido cerca de la casa, pero nosotros no sabíamos nada. Empezamos a llamar por teléfono, nos decían que habían atropellado a alguien que iba en bicicleta, pero nada más. Recién a la medianoche sabíamos que se trataba de mi hijo. No entendíamos el por qué de tanto hermetismo, por qué nadie nos había informado nada si tenía su identificación", cuenta la mamá.
Toda la familia del muchacho fue hasta el lugar del accidente buscando explicaciones, buscando verlo con vida. Allí lel informaron la peor noticia. Adela dice que intentó acercarse al cuerpo de su hijo, pero esto no fue permitido por los efectivos policiales: "A mi hijo lo vi al otro día, en la morgue. Su cuerpo estuvo tirado en la calle unas siete horas. No entiendo qué intentaban tapar. El viernes, mientras nosotros lo sepultábamos, ellos estaban de audiencia; jamás nos informaron de la audiencia. El sábado el hombre que atropelló a mi hijo ya estaba trabajando, con dos custodios. Lo único que pedimos es justicia".
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Adela apunta contra el empresario Bernardo Turcumán, el hombre que atropelló y mató a Nasser. Este viernes, de hecho, amigos y familiares se movilizaron en Tribunales para protestar por los supuestos privilegios que tuvo el implicado en el siniestro vial con consecuencias mortales. Con carteles y banderas, señalaron que hubo favoritismos para el dueño de estaciones de servicio que no asistió a la audiencia de formalización del caso por no encontrarse en buen estado de salud.
"Lo pasó por encima como a una piedra y lo arrastró. El impacto fue brutal, es más que seguro que algo hizo mal este hombre. La bicicleta de mi hijo quedó destrozada. Pedimos a la Justicia que esclarezca esto y deje a un lado el hermetismo. Ni siquiera lo tuvieron detenido un día. Entendemos que es una persona que tiene poder, pero queremos que se lo juzgue como a cualquier otro", expuso la mujer.
También le pidió a Turcumán que tenga "un poquito de humildad por el daño que ha causado". "Ni siquiera fue capaz de declarar, hasta tuvo el privilegio de aparecer por zoom. Mi hijo era una persona noble, trabajadora, buen padre y buen hijo; no merecía esa maldad", agrega Adela.
Madre de Sergio Nasser Picón