El oficial de la Policía de San Juan que se escapó de las autoridades y se atrincheró en su casa de Caucete, Miguel Galván, fue acusado formalmente por los delitos de apremios ilegales y resistencia a la autoridad, al mismo tiempo que le dictaron la prisión preventiva mientras se investigan los hechos en su contra.
Este viernes al mediodía, se llevó adelante la audiencia de formalización contra el uniformado que estaba siendo buscado por la golpiza que le propinó a un joven y por no acatar la orden de detención y burlar a la Policía el día que fueron a detenerlo.
En ese marco, el Ministerio Público, representado por Francisco Micheltorena, secundado por Leonardo Arancibia, le había pedido a la jueza de Garantías Verónica Chicón que mantuviera al imputado detrás de las rejas por 3 meses, mientras avance la investigación, con el objetivo de que la misma no se viera perjudicada. Además el fiscal y su ayudante de la UFI de Delitos Especiales habían solicitado 8 meses para la IPP. Finalmente, la magistrado accedió y ordenó el encarcelamiento preventivo del policía en la mira.
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Es que según alegó el fiscal Micheltorena, su libertad implicaría un riesgo para la instrucción no sólo por la cantidad de testigos que aún no declaran y que podría interferir en sus discursos, sino también porque -a su entender- demostró que no quiso ponerse a disposición de las autoridades cuando éstas lo requirieron.
Defendido por el abogado Horacio Merino, que se opuso a la prisión preventiva, el acusado se abstuvo a declarar en la oportunidad que tuvo para hacer su descargo.
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En primera instancia, Galván fue denunciado por el comisario de la Subcomisaría Ansilta como así también la mamá de la presunta víctima, un chico que había quedado detenido bajo su custodia. "Ya van a ver los negros culiados los que les va a pasar" (SIC), le escucharon decir a Galván, mientras baja del móvil al adolescente y empezó a pegarle.
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Según consta en la denuncia, esos efectivos tuvieron que pararlo para que no siguiera pegándole. Todo esto sucedió en un callejón. Después quiso dejar asentado que el chico estaba en buen estado físico, pero los otros dos policías que lo acompañaban y vieron como lo agredió se negaron a firmar el acta. Es que la victima estaba visiblemente lastimada.
Por esa razón, el policía era buscado por las autoridades. Sin embargo, cuando dieron con él, se negó a colaborar con el procedimiento. En audiencia contaron que, como estaba en su automóvil, se negó a bajar del mismo para comparecer ante sus colegas. Fue así que, a pesar de tener la posibilidad de arrestarlo por no cooperar, los uniformados lo notificaron sobre la situación, le sugirieron que se presentara en Tribunales junto a su abogado y lo dejaron marchar.