A una semana de la tragedia en Caucete, el responsable de la muerte de la bebé que resultó gravemente herida tras golpear su cabeza con un ventilador de techo, Jesús Zalazar, fue excarcelado por orden del juez Matías Parrón y el sujeto imputado por homicidio culposo aprovechó la vía de las redes sociales para romper el silencio.
Después de que la madre de la criatura que perdió la vida dejara en claro que no quería tener ningún tipo con el joven que provocó el fatal desenlace de la pequeña Yuliana del Valle Sotayan realizó su descargo en Facebook y se mostró angustiado todavía por la desgracia absurda que protagonizó, tras alzar a la chiquita y elevarla bien alto cuando fue sorprendido por el impacto de una de las aletas del artefacto que estaba en funcionamiento.
"Que me juzgue Dios y la Justicia.. Ese día (por la fecha de los acontecimientos) me golpeó la vida, fue una tragedia muy grande", sostiene en su declaración pública y agrega: "A nadie le deseo lo que viví, hay dos familias que están destruidas".
Desbordado por el trágico incidente, manifestó que las repercusiones y críticas por lo sucedido le hicieron daño, como así también las informaciones que se publicaron en los medios.
Al cierre de su exposición que publicó junto a una foto que la bebé, dirigiéndose hacia la chiquita de 6 meses que falleció tras permanecer unas horas internada en el hospital, expresó: "Yuliana, te me fuiste de mis brazos. Qué dolor más grande. Mi ángel dale fuerzas a tu mami; me diste el último beso, mi amor. Muy destruido estoy".
Por su parte, Laura Rosel, mamá de Yuliana, que atraviesa el peor momento de su vida tras la pérdida había anticipado que la libertad podía ser concedida para Zalazar, por lo que aseguró que no podría perdonarlo. "Yo no quiero saber nada con esa persona. Él mató a mi hija y ahora tiene que pagar por lo que hizo", dijo la joven madre con lágrimas en sus ojos y a punto de estallar en llanto.
Como ya le había detallado a Tiempo de San Juan en exclusiva, señaló que Zalazar actuó con descuido e insistió con que no lo quiere ver nunca más, pues se trata de un amigo de la familia, con quien mantenía una relación cordial y lo veía con frecuencia.
A pesar de que no haya tenido intención de quitarle la vida, la Justicia es clara en este aspecto y el responsable debe responder por sus acciones. En este tipo de casos, el Código Penal Argentino sostiene en su Artículo 84 que "será reprimido con prisión de uno a cinco años e inhabilitación especial, en su caso, por cinco a diez años el que por imprudencia, negligencia, impericia en su arte o profesión o inobservancia de los reglamentos o de los deberes a su cargo causare a otro la muerte".