Fue el propio padre, identificado con las iniciales A. A. G. - no se lo identifica para resguardar la identidad de la víctima-, quien decidió entregarse a la subcomisaría Ansilta por haber sido denunciado por su hija, de 11 años, de haberla violado en más de una ocasión. La entrega fue en esa sede ya que la familia vive en el barrio Ansilta, de Rawson.
La menor denunció el hecho durante los primeros días de enero. Le realizaron la Cámara Gesell y, según fuentes judiciales, el relato "fue contundente". Por ello, el juez Benito Ortiz, a cargo del Primer Juzgado de Instrucción, decidió librar la orden de detención. Los efectivos fueron hasta el lugar pero no lo hallaron, había desaparecido.
Sin embargo, el sujeto volvió a su hogar a los dos días, reunió a su mujer y demás hijos, les contó lo sucedido y decidió entregarse a la subcomisaría Ansilta. Tras estar en esa Seccional, el magistrado lo llamó para su primera indagatoria y, frente al juez, decidió no declarar.
De todas formas, el titular del Primer Juzgado de Instrucción lo mandó directo hacia el Penal de Chimbas tras la indagatoria y tendría las pruebas suficientes para dictar el auto de procesamiento por el delito de abuso sexual con acceso carnal agravado por el vínculo. Además del relato de la nena, el médico legista constató que la menor presenta lesiones propias de violación y que serían de larga data.
Sobre cómo la sometía a los constantes abusos, la menor declaró que el presunto violador la llevaba hacia una casa abandonada, ubicada justo frente al Aeropuerto de San Juan y, una vez allí, aprovechaba para violarla.