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SUSCRIBITE "Por culpa de él se murió mi hermanito", dice Kevin (5) a su mamá todos los días. Es que de no haber sido por el tío abuelo abusador del pequeño su mamá nunca se los hubiese llevado de la casa de Pie de Palo, Caucete, donde vivían, hasta La Bebida, el lugar en que un colectivo atropelló y mató a Maicon (3).
Por ahora el tío abuelo de los niños está preso porque Giselle denunció cuando lo encontró abusando del pequeño Kevin, mientras estaba en plena recuperación del accidente en el que él también fue atropellado.
"Estábamos en el comedor tomando mate con mi hermana y Kevin en su habitación, lo vimos que él (el abusador) salió de la suya y se mandó para donde estaba mi hijo. El niño empezó a gritar y a pedir ayuda y cuando entramos ya le había bajado los pantalones y tenía los pantalones bajados él también", relata entre lágrimas Giselle.
Kevin está en plena rehabilitación después del accidente en el que murió Maicon y no se puede mover por una fisura en la cadera, lo que lo convirtió en presa fácil de su tío abuelo.
La casa donde vive se está cayendo a pedazos y con la última gran lluvia se les derrumbó una pared pero Giselle no tiene a dónde ir.
"Kevin no quiere volver a La Bebida porque le trae malos recuerdos", dice la mujer. Ella vive de la cosecha y de la Asignación Universal que cobra por su hijo. Tanto Kevin como Maicon son hijos de un ex policía que podría mantenerlos pero "nunca quiso darles ni el apellido", cuenta Giselle.
La joven mamá tiene nada más que 24 años pero una vida muy dura, está sola y practicamente no tiene a quién recurrir. La casa de adobe donde viven es prestada, un vecino le permitió a su padre vivir ahí y luego él trajo a Giselle a ese lugar. "Antes de morirse mi papá nos dijo que tuviéramos cuidado con mi tío, por eso siempre estábamos atentas y no lo podíamos correr porque no se quería ir", dice Giselle.
Es más, según el relato de la mujer, se fueron de ahí porque el sujeto la manoseaba, se masturbaba mientras almorzaban y ya había intentado manosear a Maicon.
Cuando volvieron creyeron que él ya no estaría en la casa pero un día apareció e intentó violar a Kevin.
"Yo soy dueño de hacer lo que quiera", les habría dicho el abusador cuando lo sacaron a las patadas de la habitación.
"Con mi hermana intentábamos retenerlo porque quería entrar de nuevo. Los vecinos nos ayudaron y llamaron a la Policía", explica.
El sujeto ya había estado preso antes cuando una hermana de Giselle lo grabó mientras se masturbaba adelante de ellas para que les creyeran. "Esa vez lo metieron preso pero volvió a la casa, se hace el loco pero no está loco", dice.
El techo del ranchito de donde viven es de caña y Giselle teme por las vinchucas, también le tiene miedo a los temblores que podrían tirarle la casa en la cabeza.
"Yo le pregunté a Kevin si quería volver a La Bebida pero se pone muy mal", relata.
El día que lo llevaron al médico legista ella tuvo que jugar con Kevin en la Plaza de Santa Lucía un rato, hasta que llegara su turno y lo revisaran: "Acá mami, acá me gustaría vivir", le dijo el nene a su mamá.
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