Walter Castro no es cualquier fabricante de calzados livianos. Hace de su trabajo cotidiano una mezcla de artesanía y diseño, que acompaña los pasos de miles de sanjuaninos desde hace más de 30 años. Este padre trabajador de 59 años hace desde cero las "alpargatas" más buscadas de la provincia. Esa magia surge en un pequeño taller ubicado en Av. Rioja y Belgrano, a pasitos de la escuela Boero en la capital sanjuanina.
Castro es aclamado por personas de todos los departamentos de San Juan y es que, su arte no es cualquiera. Desde el diseño personalizado hasta la búsqueda de la durabilidad y el confort del calzado liviano que de sus manos nace, hasta las hormas para los mas pequeños. Todo en un mismo punto de encuentro.
La jornada de este pocitano de apariencia sencilla, arranca con la búsqueda de la materia prima. Gomas de diversos espesores, telas, lienzo, hilos, cemento y refuerzos que apila de manera detallada, de lo cual se enorgullece para sostener que "tiene todos los talles existentes" a disposición y a pedido de quien solicita de sus productos.
Con hormas de madera traídas desde Buenos Aires, donde vivió gran parte de su juventud de tamaños y formas diversas, Walter selecciona el materia que viene para sus próximas creaciones. El sabe perfectamente que su oficio no es algo común y que, en su experiencia, pocos pueden hacer en la actualidad.
Walter, el último artesano de alpargatas de San Juan
"No son alpargatas. Asi se llamaba una marca que fabricaba ropa de trabajo, entre ellas las famosas alpargatas. Por eso a mi me parece correcto llamarlo calzado liviano"
Walter no solo crea calzado a medida, también realiza diversas reparaciones y algunas son realmente especiales. Mientras continua su trabajo y charla con Tiempo de San Juan ( porque a veces no da a basto con la tarea), comenta que muchas veces le tocó trabajar con el dolor de otros.
" Algunos de mis clientes me hacen pedidos especiales. Porque le operaron la cadera y tiene una pierna mas corta, le agrego suela. Otros que por diversos problemas perdieron algún pie, por eso les hago una sola pieza. Otras personas con diferentes afecciones solicitan calzado que pueda abrocharse fácil, etc." comenta Castro sobre sus trabajos especiales.
Un oficio de pura curiosidad y del aprendizaje de amigos que se dedicaban a lo mismo (con quienes arrancó en sus primeros años y que luego solo él sostuvo en el tiempo), es el mismo que le da de comer actualmente. Y aunque no pueda darse grandes lujos, llena con su amabilidad cada rincón de su talles al recibir a sus clientes.
Con emoción cuenta que hace pequeñas "alpargatitas" para bebé, ya que tiene la horma de pie mas pequeña de la provincia. También supo hacer pedidos especiales para casamientos "para que todos puedan bailar, entre otros pedidos que se destacan.
Lo enorgullece saber que muchos profesores de la escuela vecina usan su calzado, hasta incluso el ex director y Ministro de Educación de la provincia, Felipe de los Ríos , es cliente desde hace años.
Los estilos son diseño propio que fue perfeccionando con los años, desde las sandalias sin punta, la plantilla de cartón forrada en tela, los diseños acordonados y los refuerzos "ahí donde siempre se rompen" son su valor agregado.
Un calzado noble, para la dama, para el caballero, para el "benjamín" de la casa, para el gaucho, para el funcionario, para quien tiene un solo pie, para quien desee la comodidad y la simpleza del soporte de todo el cuerpo, con una pieza hecha a medida.