El proyecto de cobre Josemaría, ubicado en Iglesia y a cargo de Vicuña -Joint Venture entre Lundin y BHP- será más grande y por lo tanto, enfrentará un fuerte incremento en su demanda de agua para entrar en actividad. Debido a eso, la cuenca hídrica en la zona sentirá un impacto importante cuando el yacimiento comience a producir.
El dato más llamativo es que el uso de agua proyectado será más del doble respecto al volumen aprobado originalmente, según se desprende de la Segunda Actualización del Informe de Impacto Ambiental (IIA) presentado por la empresa el mes pasado a las autoridades. El Gobierno de San Juan entregó un resumen del documento a Tiempo de San Juan, tras un pedido formal de acceso.
La empresa Vicuña ahora estima que Josemaría necesitará 1.200 litros por segundo (L/s) durante los períodos de mayor producción de cobre de Josemaría, frente a los 515 L/s proyectados anteriormente. Este salto implica un aumento del 133% en la demanda hídrica que habia informado en el Informe ambiental aprobado en 2021 y luego actualizado en abril de 2024.
Para ponerlo en perspectiva, los 515 L/s originales ya equivalían al 1,4% del agua utilizada para riego en el Valle de Tulum y eran casi cinco veces el consumo de la mina de oro Veladero.
De acuerdo a la actualización del informe, el impacto en la cuenca hídrica de donde se extraerá el agua, será moderado durante la construcción, pero “severo” en la etapa de producción. Por eso, la minera Vicuña planea traer agua desalinizada desde Chile, en un plan que, según informó TSJ es una apuesta ambiciosa que acarrea grandes dificultades.
Una mina más grande que necesita más agua
El incremento en el uso de agua responde a una reformulación del proyecto, que ahora es de mayor escala. Se confirmó un mayor volumen de mineral explotable, ahora estimado en 1.425 millones de toneladas (Mt), frente a las 1.000 Mt originales. Además, la vida útil de la mina se extendió de 19 a 25 años, con una tasa de procesamiento diario que sube a 175.000 toneladas, desde las 150.000 previstas inicialmente.
Estos cambios implican ampliar el pit, aumentar en un 40% el tonelaje de mineral y colas, agrandar el dique de colas, reubicar y expandir la escombrera, y ajustar la infraestructura general. Procesar más mineral, inevitablemente, requiere más agua.
También se incorporaron “nuevos parámetros climáticos e hidrotécnicos”, que contemplan mayores pérdidas por evaporación debido a playas de colas más extensas, y mejoras en los modelos de balance hídrico, que ahora consideran con mayor precisión las filtraciones y la recuperación de agua que se evapora. Por todo esto habrá una mayor necesidad de agua de reposición externa para sostener el circuito minero.
De pozos a agua de mar: cómo se abastecerá
Para afrontar esta nueva demanda, la empresa planea implementar un sistema de abastecimiento “multifuente”. A los dos campos de pozos de extracción de agua subterránea ya proyectados – uno en la microcuenca del Arroyo Pircas de los Bueyes y otro en la microcuenca del Río del Macho Muerto- la minera planea sumar un tercero en la zona iglesiana La Majadita. Con esto la empresa busca “no sobreexigir” una sola cuenca subterránea.
Además, a partir del séptimo año de operación, Josemaría prevé incorporar agua desalinizada proveniente del Océano Pacífico, transportada desde Chile mediante un acueducto. Este recurso, aún sujeto a permisos binacionales, se convertiría en la fuente principal de abastecimiento. Mientras tanto, el proyecto continuará dependiendo de los acuíferos subterráneos de la cordillera sanjuanina.
La compañía afirma que reutilizará el 73% del agua del proceso minero, aunque el volumen adicional de reposición externa sigue siendo crítico y genera preocupación.
El escenario para San Juan
El informe ambiental elaborado por la consultora Ausenco reconoce que el impacto por la mayor extracción de agua será “moderado” durante la construcción de la mina, pero “severo durante la operación en el sector de los campos de pozos, debido al mayo requerimiento de agua de reposición externa”. Agrega que se espera que este efecto se modere cuando comience a utilizarse el agua desde el Pacífico: “se espera, no obstante, una reducción gradual de este efecto negativo a partir del ingreso del agua desalinizada”, dice el documento al que accedió Tiempo de San Juan.
Las autoridades provinciales deberán ahora evaluar con detenimiento esta nueva configuración del proyecto.
La Dirección de Evaluación Ambiental Minera (DEAM) de la Secretaría de Gestión Ambiental y Control Minero, que integran además 12 organismos multisectoriales, deben evaluar con lupa este proyecto que plantea no solo un reto técnico, sino también un dilema ambiental y de gestión de recursos estratégicos para el futuro de la provincia.
Mas datos técnicos
- La mina Josemaría estima 45 meses de construcción (incluye 9 meses de trabajos tempranos y 12 meses de preproducción, 25 años de operación, 5 años de cierre y 15 años de post-cierre. La superficie total rondará las 3.685 hectáreas en su etapa de máxima extensión.
- El material de roca total a minar es de 2.892,4 millones de toneladas de material, y la flota de equipos se estima en un pico de 40 camiones de acarreo de 360 toneladas.
- Planta de Proceso: Se optimiza la ubicación de equipos, incluyendo la reubicación de la trituradora primaria, una nueva línea de flotación pre-limpieza y uso de un colector terciario, con edificio independiente.
- Dique de colas y escombrera: se ajustan las dimensiones , como la del espesador de concentrado que se amplía a 30 metros. La escombrera oeste solo recibirá material no ácido; el resto se dispondrá en la nueva escombrera sur, que alojará material potencialmente generador de ácido. El depósito de colas se ampliará, con un dique más grande y una presa más alta.
- Personal: se proyecta una demanda de 5.900 personas durante la construcción (frente a 4.000 previas) y un promedio de 1.060 durante la operación (frente a 800 antes).