La Asociación Argentina de Actores dio una triste noticia: la muerte de una querida figura del mundo del espectáculo, famosa por su talento y su increíble belleza física.
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SUSCRIBITESe trata de una de las mujeres más hermosas de Argentina, ícono de la TV, el cine y el teatro gracias a su figura y su rostro.
La Asociación Argentina de Actores dio una triste noticia: la muerte de una querida figura del mundo del espectáculo, famosa por su talento y su increíble belleza física.
El organismo expresó: “Lamentamos el fallecimiento de Norma Sebré, actriz, vedette, modelo y conductora. Desarrolló una amplia trayectoria artística en nuestro país y en Europa, destacándose en teatro, cine, televisión y publicidad. Nuestras sentidas condolencias a su familia y seres queridos".
La artista comenzó su carrera como modelo, pero ganó popularidad cuando empezó a trabajar, siendo apenas una veinteañera, en el viejo Canal 13, convocada por Goar Mestre, pionero de la industria audiovisual en América Latina, en programas como “Humor redondo”, “Corrientes y Marrone” y “El Mundo del Espectáculo”.
Posteriormente, Alberto Olmedo la contrató para trabajar junto a él en “El Chupete”; gracias a este espaldarazo, Alejandro Romay le propuso encabezar una obra en el Teatro Nacional, encarnando la mítica figura de Jean Harlow.
En cine, Sebré trabajó en varias producciones argentinas, incluyendo una emblemática película con Sandro (“El deseo de vivir”, 1973), pero su mayor momento de exposición se dio cuando protagonizó una polémica publicidad donde le pide a su compañero “¿Me bajas la caña, Carlos?”.
Sus films más recordados son: “Yo maté a Facundo”, “La mala vida”, “El mariscal del infierno”, “Disputas en la cama” y “La colimba no es la guerra”.
La mujer decidió dejar su carrera cuando se casó con César Jorge Barros Hurtado, embajador argentino en Estados Unidos. Tras enviudar, retomó su vida profesional con muchísimo éxito en Madrid, donde Hugo Ferrer la contrató como modelo de la firma Loewe y de Iberpiel.
La actriz era la madre de Gabriela Oswald, que en la década del 90 fue protagonista de un caso muy mediático por el conflicto que tuvo con su esposo, Eduardo Wilner, por la custodia de Daniela, la hija de ambos.