Sí, señora, una de las golosinas preferidas de los argentinos está de luto. Y es que se conoció la noticia de la muerte de Odysseas Georgalos, uno de los hermanos creadores de la compañía de alimentos y artífices de la adaptación local del halvá, el clásico postre oriental que en Argentina es conocido como Mantecol.
Odysseas era hermano de Miguel Georgalos, el creador de la marca de alimentos que lleva el apellido familiar y que empezó a funcionar en 1939 con el nombre de "La Greco", justamente, con una planta de producción del Mantecol en Floresta, Ciudad de Buenos Aires.
Antes de eso, Miguel Georgalos había sido expulsado de Estambul en 1921 por un decreto del Gobierno turco, y había aprendido el oficio de la producción de halvá de sus parientes en Polonia, a donde fue a vivir tras salir de la ex Constantinopla.
Aunque apenas tenía 9 años cuando empezó la empresa familiar en Argentina, Odysseas Georgalos eventualmente se reunió en Buenos Aires con Miguel y el resto de sus hermanos, Simoleón, Sófocles y Constantino.
Ya convertidos en una empresa familiar, el cambio de nombre de "La Greco", en honor a su origen griego, a Georgalos Hermanos fue una cuestión de prolijidad.
Para iniciar su aventura en la gastronomía argentina Miguel Georgalos adaptó la receta tradicional del halvá para conquistar al paladar local, y lo logró con creces. Tanto fue así que a través de los años la compañía sumó otros productos para convertirse en la tercera productora de golosinas del país.
Parte del éxito comercial del Mantecol fue que los hermanos lo publicitaron en los colegios y de paso se metieron en la memoria emotiva de varias generaciones.
En 2001 Georgalos le vendió la marca Mantecol al grupo Cadbury Stani, que a su vez es la filial argentina de Cadbury Schweppes, que en definitiva le pertenece a Mondelez.
Pero al margen de esa mamushka de razones sociales y compañías multinacionales, en el mercado argentino apareció una suerte de "reencarnación" del Mantecol, el Nucrem, tras el cual todavía se nota la mano de los hermanos griegos.
(Fuente: Minuto Uno)