La polémica estalló hace diez días, cuando la trascendencia de un caso policial se vio potenciada por el choque de la medicina y la religión. Es que un joven fue baleado, quedó en coma y necesitaba una transfusión de sangre, pero los médicos no se la pudieron realizar porque el joven es testigo de Jehová y este grupo no acepta esa práctica.
Pablo Albarracín hoy continúa internado, pero ahora la noticia es que su estado de salud se agravó: el sábado debieron intervenirlo por unas úlceras sangrantes y quedó muy debilitado, por lo que ahora aseguran que necesita todavía más una transfusión.
"Ahora es más necesaria que antes, porque su estado es más complicado: le bajó aún más el hematocrito", dijo el padre del joven, Jorge Albarracín.
Sobre la posibilidad de iniciar una nueva acción judicial para lograr que los médicos puedan realizar la transfusión (algo que en un principio avaló la Justicia pero luego dio marcha atrás), Jorge contó que "la abogada retiró la historia clínica de Pablo, para presentar algo próximamente".
De todos modos, el tiempo apremia y pese a que los médicos dejaron sentada por escrito la necesidad de una transfusión, el padre del joven aseguró que la familia, que comparte las ideas religiosas de su hijo (principalmente la esposa), está "en una posición irreductible". Fuente: Infobae