Desde este lunes, alrededor de 60 presos de “alto perfil”, es decir, aquellos que son considerados peligrosos, comenzarán a vestir en las cárceles de Santa Fe el típico uniforme naranja que suele verse en las películas estadounidense. Se trata de una primera etapa, ya que la medida, impulsada por ley, establece distintos colores de acuerdo a la “categoría” del preso.
En conferencia de prensa este lunes la secretaria de Asuntos Penales del Ministerio de Justicia y Seguridad de Santa Fe, Lucía Masneri, dio algunas precisiones en torno a la implementación. “Esto viene no sólo a acomodar lo que desde un primer momento decíamos que estaba muy desprolijo, sino además a definir un criterio de seguridad, definitivo y por encima de otros criterios o estándares”, aseguró.
El color fue elegido, de acuerdo a lo explicado, para “ver cuando no están donde deben estar, detectar automáticamente si no están parados al lado de un efectivo del Servicio Penitenciario, y con eso poder controlar no sólo cualquier circulación no permitida, sino cualquier intento de fuga”. Es por ello que el uniforme debe ser usado cada vez que el interno salga del lugar de alojamiento, sea dentro o fuera de la Unidad Penitenciaria. Además, la ley establece que las visitas no pueden vestir prendas de la misma tonalidad.
Sin duda la medida ha generado gran revuelo en la comunidad, incluso dentro del ambiente carcelario. Hay quienes la celebran, mientras que hay otros que señalan que se trata de una estigmatización del preso, que al ser caracterizado con colores se vuelve depositario de una imagen negativa hacia el afuera.
Incluso hay quienes han señalado que el uniforme naranja es un retroceso, ya que hace cuatro décadas desapareció el uniforme en los presos en Argentina y esta medida adoptada en Santa Fe podría rápidamente replicarse en las distintas cárceles del país.