Popularmente se lo denomina en los pasillos del Congreso Ley “Anticasta”. Ese fue el nombre que recibió el proyecto del diputado del PRO Gerardo Milman con el que busca limitar los años de permanencia de diputados y senadores nacionales, como sus reelecciones. Esto va en contramano a lo que se está debatiendo por estos días en la Legislatura bonaerense, donde un proyecto del kirchnerismo procura la reelección indefinida de concejales, legisladores y consejeros escolares de la provincia de Buenos Aires.
El proyecto de Milman indica que ninguna persona puede ser candidata al mismo cargo legislativo nacional por más de dos periodos consecutivos, habilitando la posibilidad de postularse una vez que haya transcurrido al menos un periodo sin ejercer dicho cargo.
Un detalle no menor es que la Constitución Nacional indica los años de mandato tanto de diputados como senadores nacionales, pero no detalla ni dispone límite alguno para la renovación de las bancas en cada elección legislativa.
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“En los hechos, esto ha dado lugar a la reelección indefinida de los legisladores nacionales, convirtiéndose en una clase política profesionalizada que, lejos de representar a la ciudadanía, responde a sus propias dinámicas internas, constituyendo una verdadera casta política”, argumentó Milman en su proyecto, utilizando un término muy acuñado por los libertarios.
Conforme señaló el diputado nacional, la posibilidad que tienen los legisladores de reelegirse sin límites debilita la conexión que debe haber entre representantes y representados, debido a que el Congreso termina siendo hogar de “castas parlamentarias que permanecen décadas en sus bancas sin rendir cuentas reales al electorado”.
“Esta modificación permitirá, además, oxigenar los partidos políticos con mayor participación, especialmente de los jóvenes, cuya representación legislativa no es proporcional al peso que tienen en el padrón electoral. La participación democrática exige igualdad de oportunidades y sólo admite restricciones basadas en la edad y la aptitud que no tengan carácter de discriminación social o política. La reelección indefinida termina siendo una restricción para la democracia partidaria y política”, indicó.
En su argumentación, Milman recordó que la reforma constitucional de 1994 limitó los mandatos para presidente y vicepresidente, preguntándose por qué no se podía hacer lo mismo, pero con los miembros del Poder Legislativo. Siendo un proyecto que apunta directamente a quienes deberán tratarlo, seguramente dará mucha tela por cortar.