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Trágica efeméride

A 17 años del crimen de Nora Dalmasso, las seis hipótesis del asesinato que conmovió a Córdoba

El 26 de noviembre de 2006, Dalmasso fue encontrada muerta en la habitación de su hija en una casa de Río Cuarto y desde ese momento su familia pelea por encontrar al culpable.

Por Redacción Tiempo de San Juan

Pasaron 17 años desde el día en que encontraron muerta a Nora Dalmasso en su casa de Río Cuarto, Córdoba. El crimen movilizó al país entero que, en vilo, esperaba detalles como si se tratara de una ficción.

La historia fue contada miles de veces, se habló hasta el hartazgo de la intimidad de Nora y de sus supuestos amantes, justificando lo que le había pasado y revictimizándola en una causa que no tiene culpables. Hoy, mientras el asesino sigue libre e impune, se cumple un aniversario más sin justicia.

Desde aquel 26 de noviembre del 2006, día en el que hallaron sin vida a Nora, se barajaron múltiples líneas de investigación. En principio se pensó que podía haber sido un intento de robo, pero eso fue descartado y surgieron varias hipótesis que hasta llevaron de inculpar a su propio hijo, Facundo Macarrón.

Primera hipótesis: muerte en manos de un amante. Cuando los investigadores empezaron a entrevistar al círculo íntimo de Nora, uno de los datos que surgió tenía que ver con cómo vivía su sexualidad. “Era la referente sexual de todas”, dijo una de sus amigas durante el juicio. A partir de allí, una danza de nombres comenzaron a fluir: Miguel “El Francés” Rohrer, Rafael Magnasco y Guillermo Albarracín, entre otros. En el caso de Rohrer, ni la fiscalía ni las fuerzas policiales pudieron acreditar el vínculo, pese a que Facundo y Valentina -hijos de la víctima- insistieron con esa relación. Albarracín era el contador de la familia y esposo de una de las mujeres que integraba junto a Nora el grupo de “Las congresistas” y fue el único que admitió haber tenido un romance con Dalmasso, además de haber sido el destinatario del último mensaje que envió la mujer antes de ser asesinada. Sin embargo, se constató que el hombre permanecía en Punta del Este en el torneo de golf. La situación del abogado Magnasco fue distinta, ya que fue imputado por el crimen. “La prueba recolectada permite concluir que fue un chisme, un rumor”, aseguró el fiscal Julio Rivero durante el alegato final. Por su parte, Magnasco manifestó: “Sigo sosteniendo que esto fue armado para tapar algo”. Finalmente, se declaró la nulidad sobre lo actuado en contra del letrado.

Segunda hipótesis: después el señalado fue Facundo Macarrón, el hijo mayor del matrimonio que tenía con Marcelo Macarrón. Basado en un prejuicio, el fiscal Javier Di Santo lo acusó por su orientación sexual bajo la creencia de que tenía una “perversión en el vínculo madre-hijo”. “Me acusaron por ser gay. Me destruyeron la juventud ante semejante acusación”, había expresado el joven en su momento. No fue detenido por falta de pruebas, pero estuvo imputado por cinco años hasta que el juez de Control de Río Cuarto, Daniel Muñoz, lo sobreseyó en 2012.

Tercera hipótesis: ante la presión constante por dar con el asesino, se comenzó a buscar al culpable entre los empleados de la casa y fue entonces que se imputó por “abuso sexual con acceso carnal, hurto calificado y homicidio calificado” a Gastón Zárate, uno de los pintores que había trabajado en la vivienda de Dalmasso. “Me armaron la causa para que me metan preso”, declaró frente al jurado popular. En aquel momento, su detención provocó el repudio de la sociedad, que salió a las calles a reclamar por su libertad bajo lo que se llamó “el perejilazo”. Tras el negativo de los análisis realizados por el FBI, Zárate fue liberado y sobreseído.

Cuarta hipótesis: como no había un culpable claro, se comenzó a trabajar nuevamente sobre el vínculo entre Nora y Marcelo Macarrón, su esposo. De acuerdo a los testimonios recolectados por los investigadores, el matrimonio no era lo que parecía y ella venía pensando hacía tiempo en el divorcio. “Estoy cansada, este hijo de pu** me tiene cansada. Lo que va a lograr es que me separe”, contó Francisca Andrada, empleada de la mamá de Dalmasso, que Nora le había dicho. Es por eso que el fiscal Daniel Miralles lo imputó como autor material de la muerte de su esposa al decir que esa madrugada él llegó de Punta del Este, la mató y luego volvió, pese a que contaba con una coartada precisa y comprobable, ya que estaba junto a otros golfistas en el país vecino. Miralles fue apartado de la causa y el fiscal Pizarro rechazó la hipótesis porque se logró acreditar que el médico traumatólogo estuvo ese fin de semana junto a Albarracín, Magnasco y otros hombres.

Quinta hipótesis: aunque descartó que Macarrón haya sido el autor material del crimen, el fiscal Pizarro lo acusó de haber participado en el homicidio de Nora “en acuerdo delictivo con otras personas”, lo que lo lleva a ser “cómplice primario o partícipe necesario por cooperación de un homicidio calificado por el vínculo”. Según dice el expediente al que tuvo acceso TN: “El autor planificó un mes antes aproximadamente la muerte de su esposa en las siguientes circunstancias temporo espacial: a) la elección de la fecha para llevar a cabo el plan homicida, coincidente con el viaje, lo que despejaría cualquier duda sobre su persona; b) la certeza de la ausencia de los hijos y que su esposa se encontraría sola ese fin de semana, lo que aseguraría el éxito del plan homicida; c) la noticia del hallazgo del cuerpo sin vida e iniciado la investigación. El accionar homicida descripto [...] y el intento de hacer fracasar y/o desviar el curso de la investigación desde el inicio de la misma solo pudo verse plasmado a partir del esencial aporte de Marcelo Macarrón”. Pero esta línea no marca un dato fundamental: antes de ser asesinada, Nora mantuvo relaciones sexuales consentidas, con lo cual, eso derrumba la idea del plan criminal.

Sexta hipótesis: para la fiscalía, Macarrón era el blanco fácil y se reformuló su imputación finalmente como “autor intelectual del homicidio calificado por precio o promesa remuneratoria”, es decir, que mandó a un sicario a matar a su esposa. La lógica indicaba que era imposible que lo acusaran teniendo la excusa de haber participado del torneo de golf. Sin embargo, el fiscal creyó que el móvil económico -por las discusiones del divorcio- lo habían llevado a tomar la decisión de contratar a alguien para “terminar con el problema”. Por varios meses se juzgó al médico, pero no se logró comprobar quién había sido el autor material ni tampoco se probó el supuesto pacto y fue absuelto en 2022. Durante su alegato, el fiscal Julio Rivero explicó: “El sicario, generalmente, mata con un arma de fuego, de manera audaz, fría y por plata. Sin odio, sin pasión y sin motivo sospechado por la víctima. El mandante, autor moral, puede tener sus motivos, pero el que ejecuta el hecho mata a una persona que nisiquiera conoce y que quizás no haya visto en su vida. El asesinato de Nora Dalmasso no fue un homicidio por precio, sino que se trata de un homicidio por conflicto entre el agresor y Nora”. Su argumento no solo se basa en la falta de pruebas contra Macarrón, sino también toma como referencia la autopsia psicológica para graficar el vínculo entre el asesino y la víctima. Así, la causa quedó sin condenados.

Las últimas horas de Nora Dalmasso

A las 18.47 del 24 de noviembre, Nora llamó a su esposo -que ya estaba en Punta del Este- y le contó que esa noche se iba a juntar con sus amigas en el restaurante céntrico “Alvear”. Minutos después, misteriosamente, alguien dio de baja la reserva y recién el grupo se enteró al llegar al lugar. Sin embargo, se reunieron igual.

A la vuelta, en medio de un fuerte temporal, Paula Fitte de Ruiz, una de las amigas, aseguró haber visto a Dalmasso entrar al garage de su casa a las 03.15. Apenas ocho minutos después, a las 03.23, se mandó un último mensaje desde su celular.

“Ángel, lo leí a las 03.00 am, estaba en Alvear Resto con parte del grupo. Quedó este cel en el auto”, le contestó a Albarracín y se dispuso a hacer su rutina nocturna.

Esa madrugada había decidido dormir en la habitación de Valentina, su hija menor. Siguiendo la reconstrucción, dejó la cartera en el escritorio y sacó un atado de cigarrillos y el cargador del celular. Después se sacó una pulsera y la cadenita de plata con un dije de trébol que llevaba. Se desvistió, acomodó la ropa “prolijamente” sobre el sillón azul, mientras que las sandalias beige las guardó abajo del perchero y luego se desmaquilló.

“No se durmió inmediatamente, sino que los lentes hallados en el piso de la habitación sugieren que o se puso a ver TV o a leer. Allí la sorprende una sola persona, un hombre que ella conocía y que no esperaba”, detalla el fiscal.

Aunque se habló en reiteradas ocasiones de que había sido víctima de un abuso, los cuatro médicos forenses a cargo del caso (Martín Subirachs, Virginia Ferreyra, Guillermo Mazuchelli y Mario Vignolo) lo descartaron y afirmaron de manera unánime que “no hay evidencias médico legales para sostener que Nora Dalmasso fue atacada sexualmente antes de que la maten”.

En esa línea, Vignolo -que era presidente de la Asociación de Médicos Forenses de Argentina- precisó: “Se trató de una relación sexual consentida (brusca, pero consentido al fin), donde hubo un disparador, una desavenencia que llevó al autor a ejecutar la obra homicida. No hay lesión genital ni para genital que sugiera un ataque sexual. No cabe duda que se trata de la misma persona: quien tuvo la relación sexual y el que la mató, casi sin salir de encima del cuerpo de Nora. La mató de manera improvisada, no premeditada, con lo primero que tuvo a mano”.

Al día siguiente, “Nene”, la mamá de Nora, estaba preocupada. Su hija no le contestaba las llamadas y decidió pedirle a Pablo Radaelli, un vecino del country Villa Golf, que fuera a chequear que estuviera todo bien. Fue él quien se topó con una escalofriante imagen: 36 horas después del crimen, encontró a Nota en el cuarto de su hija estrangulada doblemente con el lazo de una bata.

Fuente: TN

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