Una isla cercana a Venezuela abre sus aeropuertos a la aviación norteamericana
El país, situado a solo 11 kilómetros de las costas venezolanas, aparece como base para el despliegue logístico del ejército norteamericano, en su avance contra Nicolás Maduro.
El Gobierno de Trinidad y Tobago ha dado luz verde al tránsito de aeronaves militares de Estados Unidos, permitiendo vuelos hacia y desde los aeropuertos internacionales de Piarco y Arthur NR Robinson durante las próximas semanas. Esta decisión se enmarca en la cooperación bilateral en materia de seguridad entre ambos países.
Las autoridades de Trinidad y Tobago, a través del Ministerio de Relaciones Exteriores, aclararon que los movimientos militares son de carácter estrictamente logístico. Washington notificó que estas operaciones están destinadas a facilitar el reabastecimiento y las rotaciones rutinarias de personal.
Esta cooperación responde a un compromiso asumido por la primera ministra, Kamla Persad-Bissessar, con el objetivo de reforzar la seguridad nacional y regional. El ministro Sean Sobers afirmó que la primera ministra ha reafirmado el compromiso de su Gobierno con la colaboración en la búsqueda de la seguridad.
Trinidad y Tobago ha destacado los beneficios concretos de esta colaboración, incluyendo la participación en ejercicios militares conjuntos, la mejora de las capacidades de vigilancia y el fortalecimiento de las acciones contra el narcotráfico, lo que ha permitido la incautación de drogas valuadas en millones de dólares. Ambos países mantienen un acuerdo de estatus de fuerzas firmado en 2024, que facilita esta cooperación militar bilateral.
Despliegue y contexto estratégico
La autorización de los vuelos se produce en un contexto de la mayor presencia militar estadounidense en el Caribe. En los últimos meses, esta presencia se ha ampliado significativamente, incluyendo el portaaviones USS Gerald R. Ford con su grupo de ataque, buques anfibios, unidades de fuerzas especiales y una unidad expedicionaria de marines.
Recientemente, efectivos de la 22ª Unidad Expedicionaria de Marines de Estados Unidos realizaron ejercicios con la Fuerza de Defensa de Trinidad y Tobago, y el destructor USS Gravely hizo escala en Puerto España.
Adicionalmente, marines estadounidenses instalaron un sistema de radar AN/TPS-80 G/ATOR en el aeropuerto Arthur NR Robinson en noviembre, diseñado para detectar aeronaves, drones y misiles. La primera ministra atribuyó un papel a este sistema en una incautación de marihuana valuada en 171 millones de dólares.
El anuncio de la cooperación se conoció poco después de la publicación de la Estrategia de Seguridad Nacional 2025 de Estados Unidos, que plantea la intención de "reafirmar y hacer cumplir la Doctrina Monroe" para restaurar la preeminencia estadounidense en el hemisferio occidental. La estrategia busca impedir que actores externos a la región controlen activos estratégicos, un enfoque denominado "Corolario Trump". Trinidad y Tobago, por su ubicación en el Caribe, forma parte del área de interés definida en ese documento.
Tensiones con Venezuela
La decisión de T&T ocurre en medio de una crisis entre Caracas y Washington. Trinidad y Tobago se encuentra a solo 11 kilómetros de Venezuela.
El gobierno chavista ha manifestado su descontento, acusando a Trinidad y Tobago de ayudar en el "robo" de un buque petrolero que transportaba crudo venezolano, incautado por Estados Unidos. La vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, calificó la acción como un "acto de piratería" y una "grave violación del derecho internacional".
A pesar de las tensiones y las declaraciones hostiles de la primera ministra Persad-Bissessar hacia el gobierno venezolano, ella ha subrayado que Washington nunca ha solicitado utilizar el archipiélago para lanzar ataques contra Venezuela. Sin embargo, la primera ministra había indicado en agosto que su país permitiría operaciones estadounidenses si Venezuela realizara una incursión en Guyana, siempre y cuando mediara una solicitud formal.