La clásica duda sobre si aplicar frío o calor para calmar un dolor sigue presente en muchos hogares. Y aunque parezca una decisión simple, especialistas de Cleveland Clinic explican que no existe una respuesta única: depende del tipo de molestia, su origen y si se trata de un episodio reciente o de un dolor que viene de larga data.
Cómo elegir entre frío o calor
El primer paso es distinguir si el dolor es agudo o crónico. Para lesiones recientes, como golpes, esguinces o molestias que aparecen de golpe, el frío es la herramienta más efectiva. Al contraer los vasos sanguíneos, reduce la inflamación, calma el dolor y evita que se formen hematomas.
La médica deportiva Anne Rex lo resume así: “El hielo es la mejor opción para frenar la hinchazón y el dolor en las primeras etapas”. Usar calor en esta fase puede empeorar la molestia.
En cambio, para dolores persistentes o problemas que se repiten, el calor ofrece mejores resultados. Favorece la circulación, relaja los músculos y mejora la movilidad, sobre todo en casos como artritis, nudos musculares, tendinosis o cólicos menstruales.
Cuándo usar frío
El frío está indicado en:
• Lesiones agudas: esguinces, golpes, torceduras recientes
• Brotes de tendinitis tras un sobreesfuerzo
• Crisis de gota
• Cefaleas o migrañas
• Fiebre (sin escalofríos)
• Sangrados leves
Para la gota, la reumatóloga Linda Mileti explica que ayuda a desinflamar la articulación afectada. En cefaleas, el neurólogo Emad Estemalik indica que disminuye la inflamación y ralentiza las señales de dolor. También contribuye a controlar hemorragias al favorecer la coagulación.
Entre las formas seguras de aplicarlo figuran bolsas de hielo triturado, geles fríos, verduras congeladas o un masajeador casero congelando agua en un vaso de papel. Siempre debe colocarse un paño entre la piel y la fuente de frío, y evitar sesiones mayores a 20 minutos.
Cuándo usar calor
El calor, especialmente el húmedo, es útil para:
• Artritis
• Dolores musculares crónicos
• Cefaleas tensionales
• Tendinosis (cuando ya no hay inflamación)
• Cólicos menstruales
La doctora Mileti afirma que pacientes con osteoartritis suelen obtener alivio con compresas calientes. Para cefaleas tensionales, Estemalik recomienda calor suave en cuello y hombros. Y la ginecóloga Marissa Levine señala que el calor lumbar o abdominal disminuye el dolor menstrual.
Almohadillas térmicas, duchas calientes y vendas adhesivas son opciones accesibles. En todos los casos, se aconseja no superar los 20 minutos por sesión.
Uso combinado y advertencias
Para esguinces o distensiones musculares, Cleveland Clinic sugiere una estrategia combinada: empezar con frío para controlar la inflamación y, cuando ésta baja, incorporar calor para liberar la rigidez muscular.
Tanto el frío como el calor deben evitarse en zonas con sensibilidad reducida, como en personas con neuropatía o síndrome de Raynaud. Y si el dolor empeora, no cede o se desconoce la causa, es importante consultar a un profesional de la salud.