El escenario económico volvió a tensionarse en los últimos días y los mercados esperan definiciones más claras del equipo económico respecto de cómo se fortalecerán las reservas del Banco Central. En este contexto, el riesgo país se mantiene por encima de los 600 puntos básicos y muestra la cautela de los inversores frente a un 2026 que asoma decisivo.
El ministro de Economía, Luis Caputo, debió salir a desmentir versiones que circularon durante la semana sobre una supuesta negociación con bancos del exterior para obtener un paquete de USD 20.000 millones. “Nunca hablamos de un rescate”, aseguró, atribuyendo la información a una maniobra para generar confusión. Sin embargo, durante la previa electoral nadie del Gobierno había descartado esa posibilidad, que en su momento funcionó como un mensaje político para dar la idea de respaldo internacional.
El vencimiento de enero y un mercado que no da margen
La preocupación inmediata pasa por el pago de USD 4.300 millones entre capital e intereses que vencen el 9 de enero. Si bien el Gobierno garantiza que se cumplirá con esa obligación, aún no está claro cómo se financiará. La alternativa más concreta es recurrir a un nuevo repo con bancos internacionales —un préstamo garantizado con bonos en dólares— mecanismo por el cual ya ingresaron USD 3.000 millones este año.
En paralelo, el Tesoro comenzó a comprar dólares, lo que llevó el tipo de cambio oficial de $1.420 a $1.450 en la última semana. Por ahora son intervenciones puntuales, pero el mercado observa esos movimientos como un posible anticipo de una estrategia más agresiva para acumular reservas, siempre y cuando no desate tensiones cambiarias.
Un regreso a los mercados que se acerca, pero no llega
El Gobierno insiste en que está cada vez más cerca de recuperar el acceso al financiamiento internacional. La reciente colocación del bono Tango de la Ciudad de Buenos Aires, a una tasa del 8,1% anual y con buena recepción, fue leída como una señal a favor. No obstante, la experiencia porteña no es comparable a la situación del Estado nacional, que arrastra dos reestructuraciones recientes y un historial menos fiable frente a los acreedores.
La corrección en Wall Street de las últimas dos semanas —por toma de ganancias en empresas tecnológicas y aversión global al riesgo— volvió a complicar el panorama. El retroceso de acciones y bonos argentinos impulsó al alza el riesgo país y puso en pausa las aspiraciones del Gobierno de avanzar en ese terreno en el corto plazo.
El talón de Aquiles: las reservas
La falta de reservas netas continúa siendo el principal punto débil del esquema económico. Según las metas pactadas con el FMI, el Gobierno aún está unos USD 7.500 millones por debajo del objetivo para fin de año, una distancia difícil de cerrar solo con financiamiento vía repos y compras moderadas de divisas.
A esto se suma la necesidad de reactivar la economía. El Banco Central recortó fuerte la tasa de interés y redujo los encajes bancarios de 95% a 75%, una medida que libera pesos y busca impulsar la remonetización. Pero el contexto inflacionario empieza a marcar límites: noviembre podría ubicarse en torno al 2,5%, con subas marcadas en alimentos, transporte y tarifas.
Dólar, insumos y presión inflacionaria
La suba del dólar a lo largo de 2025 encareció insumos importados que muchas empresas aún no habían trasladado a precios por la caída del consumo. La recuperación de la actividad puede dar margen a ese ajuste, lo que exigiría un manejo muy cuidadoso de la expansión monetaria para evitar un rebrote inflacionario.
2026 en el foco
Los analistas coinciden en que dos variables definirán el clima económico del próximo año: la capacidad del Gobierno de acumular reservas y el ritmo de recuperación de la actividad. Ambos factores resultarán clave para que Milei evite una “crisis del tercer año”, como las que golpearon a administraciones anteriores.
Por ahora, los mercados siguen en compás de espera, atentos a señales más nítidas sobre el rumbo financiero y cambiario. El oficialismo cuenta con mayor fortaleza política que hace un año y un fuerte apoyo de Estados Unidos, pero las dudas sobre las reservas continúan marcando el pulso del sistema económico argentino.