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Pionero y visionario

El calingastino que quiso ser abogado, pero se convirtió sin quererlo en el primer productor de maní en San Juan

Oriundo de Tamberías, Calingasta, Francisco Castillo se convirtió en el primer productor de maní de la provincia. Sus inicios, el camino que transitó hasta la primera cosecha y la pregunta que detonó un universo productivo nuevo para San Juan.

Por Celeste Roco Navea

El SISA (Sistema de Información Simplificada Agrícola) nacional 2023-2024 detalla que Córdoba concentra casi el 73% de la producción de maní del país. Le siguen en orden de cantidad de terreno cultivado Buenos Aires y La Pampa, y en menor escala otras provincias, pero no figura San Juan. Hasta ahora. Gracias a un joven calingastino que no detuvo su curiosidad, la provincia podría sumar un nuevo alimento al circuito productivo con el cultivo del maní.

Francisco Castillo tiene 26 años, es oriundo de Tamberías y desde antes de culminar la secundaria ya mostraba un perfil inquieto, curioso y sobre todo emprendedor; pero eso él no lo sabía en aquel entonces, y lo vino a descubrir años después, cuando por “cuestiones de la vida”, como detalla, tuvo que dejar abogacía, la carrera que había comenzado a estudiar.

Entre el qué hacer y cómo salir adelante, comenzó junto con su padre y hermano a producir ladrillos, creyendo que ese sería el único camino hacia el sostenimiento. Pero será caprichoso el destino que le tenía preparado algo mejor, y sobre todo algo mayor y desconocido.

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“En pandemia estuve produciendo ladrillo con mi familia y ahí conocí a un chaqueño que se volvió muy amigo. Él nos ayudó a armar el horno ladrillero. Conversando un poco sobre lo que se cultivaba en la zona me comentó que su hermano cultivaba maní en Chaco y nos trajo unas semillas para que probáramos si se daban acá”, comenta Francisco a Tiempo de San Juan.

Y vaya que se dio. Serán las bondades de la tierra, la pureza del agua de montaña, la altura o simplemente la mano de Francisco y su familia las que hicieron que la primera partida que consistió en tres bordos de 25 metros diera sus frutos. Así, el viaje que comenzó el joven con su familia cuando solo tenía 23 años hoy continúa.

Los inicios, entre el sacrificio y la inversión apostando el todo por el todo

Las primeras pruebas de cultivo de maní se hicieron en paralelo a la producción de ladrillos. Lo que se ganaba con los ladrillos se invertía en el maní con el propósito de mejorar y ampliar la producción. Francisco comenta que incluso tuvo la fortuna de conseguir una maquina brindada desde Nación para cortar ladrillo y eso facilitó mucho el trabajo, pero fue durante un tiempo.

“Cuando cambió el Gobierno me pidieron que devolviera la máquina y volvimos otra vez a las bases. Por suerte pude ingresar como ayudante perforista en una empresa minera y eso ayudó un montón porque lo que ganaba iba parte para la familia y parte para el maní”, relata.

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Fue gracias al proyecto minero Pachón y a su hermano que le comentó que podían presentarse a la convocatoria denominada “Fondo Impulso Emprendedor” que Francisco pudo ponerse en el centro de la escena como el primer productor de maní de San Juan. No solo fue seleccionado, sino que fue tal la sorpresa que se llevaron al leer su proyecto que comenzaron a darle difusión para que su historia y su trabajo pudiera traspasar las fronteras del departamento cordillerano.

Los desafíos actuales para crecer con el maní, entre lo autodidacta y la asesoría

“Hasta ahora he estado solo con el proceso”, comenta Francisco. Asegura que no ha tenido contacto ni con otros productores del departamento ni de la provincia. Como su familia tiene experiencia en el cultivo de las tierras tomaron parte de esos saberes para ponerlos en práctica a la hora de cultivar maní.

Mucha de la ayuda recibida en el pasado llegó de la mano del amigo chaqueño y su hermano, que fueron una suerte de guía para dar los primeros pasos. Lo que no se sabía se fue averiguando por internet. Cómo debían ser los bordos, qué medida, qué cantidad de agua necesita el cultivo, las temporadas de sembrado como las de cosecha y un sinfín de variables que se deben tener en cuenta a la hora de trabajar la tierra.

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En la actualidad Francisco y su familia reciben el asesoramiento y el acompañamiento de un ingeniero agrónomo que llegó gracias al proyecto minero. De esta manera el propósito es poder avanzar al próximo nivel.

Sucede que el clima de Calingasta y sus condiciones en general resultan ser aptas para el cultivo del maní, por lo que Francisco no solo sueña en ampliar la producción, sino en exportar en algún momento.

“Ahora la idea es ir sumando”, la proyección del joven productor de maní

Pasar de tres bordos a cosechar una hectárea para Francisco no es un tema menor. La apuesta para la próxima siembra que será en octubre de este año es poder ampliar la superficie y de esa manera aumentar la producción. Pero sus ambiciones van mucho más allá.

“La idea principal, nuestro mayor objetivo como familia es poder crear puestos de trabajo. Hoy es un emprendimiento familiar. Estoy yo, mi hermano Eduardo y mis padres Francisco y Lita. Mis otros hermanos también colaboran en hacerlo más visible. Nos gustaría que esto sea más grande y poder generar trabajo”, manifiesta el joven.

A ello le suma el lograr un producto de una calidad especial. Francisco asegura que el maní calingastino tiene un sabor especial y apuesta a que cuando la gente lo pruebe lo podrá descubrir.

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Sus ambiciones van mucho más allá de constituirse como una unidad de negocio y crecer de la mano del maní. Exportarlo forma parte de sus planes. Sabe que para ello debe cumplir con otro tipo de requerimientos y capacidades, pero no descarta que se dé, ya que su tenacidad y su espíritu emprendedor le han demostrado en solo 26 años que puede lograr lo que se propone.

“La pregunta no es ¿por qué el maní? La pregunta correcta es ¿por qué no el maní? Siempre nos gustó innovar, hacer algo diferente y en ese proceso estamos”, finaliza Francisco Castillo.

La realidad del cultivo del maní en Argentina

Si desglosamos por provincias, como se mencionó anteriormente, Córdoba concentra gran parte de la superficie cultivada y también tiene la mayor cantidad de productores. En total hay 755 productores y es considerada la “Capital del Maní”.

Por debajo le siguen Buenos Aires con 102 productores y La Pampa con 44. También se suman en menor escala San Luis (13), Santa Fe (25), Salta (5), Santiago del Estero (9), Tucumán (13), Chaco (2), Catamarca (7) y La Rioja (1).

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En lo que respecta a exportación, durante el 2024 se registró un importante crecimiento, alcanzando un récord de 1.186 millones de dólares, posicionado al país como el segundo mayor exportador mundial de maní, detrás de India y por delante de China y Estados Unidos, según informa la Bolsa de Cereales de Córdoba.

Dentro de los principales destinos de exportación se encuentra la Unión Europea, que concentra el 73%, con Países Bajos como principal destino. Le sigue Reino Unido, Polonia, Rusia y Australia como los principales compradores.

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