Los bolicheros de San Juan buscan volver con un protocolo que implica usar los locales con factor de ocupación disminuido, con grupos de hasta 12 personas en un cuadrante, la adquisición de bebidas con anticipación y aprovechando los espacios al aire libre ahora que empiezan los calores en la provincia. Esto, basado en protocolos que han mirado dentro y fuera del país, sobre cómo lograr la reapertura en convivencia con la pandemia.
Así lo expresó el representante legal de la Cámara de Propietarios de Discotecas en San Juan, Leonardo Villalba, en diálogo con radio Estación Claridad, quien informó que se acaban de reunir con el Ministerio de Turismo para hacer sus planteos, ya que son un sector que no ha podido reabrir en ninguna etapa de lo que va de la pandemia, a diferencia de otras actividades económicas en San Juan, y que parece estar condenado a ser de los últimos en regresar.
Según Villalba, en el encuentro con el Ministerio, postularon diferentes temas, pidiendo fecha tentativa para volver a trabajar, informado sobre el protocolo propuesto y hasta pidieron subsidios para el sector, como los que ha dado el Estado a otras empresas.
Sobre la fecha de regreso, el abogado indicó que la respuesta del Gobierno "no fue optimista" dado el estatus sanitario de la provincia. "Venimos trabajando en el protocolo y queremos una respuesta", indicó. Agregó que también las autoridades les han sugerido a los empresarios que se "reinventen" en restoranes o bares, pero consideran que "no es sencillo reinventarse por la inversión que acarrea", más teniendo en cuenta la situación de subsistencia que están pasando, con costos fijos -como costosos alquileres y salarios- que vienen afrontando pese a tener las persianas bajas.
Sobre los subsidios, Villalba indicó que les respondieron que no hay dinero para ese fin destinado al sector y están evaluando insistir con un pedido por escrito. "Acá hay proveedores, d'js, empleados de cocina, de seguridad, entre el personal que está afectado", indicó. La Cámara agrupa a 24 dueños de boliches de toda la provincia y la actividad engloba a unas 900 familias que dependen de ella directa e indirectamente, según los datos de la Cámara. De los dueños, hay un 50% que ha podido reinventarse y otra está con la angustia de no poder trabajar y sin horizonte de poder reabrir en un corto plazo.