Gimnasia y Esgrima de Mendoza escribió una nueva página en su historia al imponerse por penales a Deportivo Madryn, en una final vibrante de la Primera Nacional que tuvo de todo. Goles anulados, polémicas, sufrimiento y una definición infartante. Tras igualar 1 a 1 en los 120 minutos, el Lobo festejó gracias a la enorme actuación de su arquero César Rigamonti.
Desde el arranque, el partido se jugó con una intensidad que reflejaba lo que había en juego. Ninguno especuló: tanto el Lobo como el Aurinegro salieron a disputar cada pelota como si fuera la última, en un encuentro que exigió al árbitro Nicolás Ramírez en más de una ocasión.
El equipo mendocino mostró mayor claridad con la pelota y se adueñó del trámite, empujando a su rival contra su propio campo. Sin embargo, cuando logró vulnerar la defensa patagónica, las decisiones arbitrales encendieron la polémica. A los 3 minutos, Imanol González convertía tras una jugada confusa en el área, pero el tanto fue anulado por una supuesta mano previa.
Cabe destacar que Mendoza cuenta con Godoy Cruz e Independiente Rivadavia en la Primera División. Cabe destacar que Mendoza cuenta con Godoy Cruz e Independiente Rivadavia en la Primera División.
Minutos después, el reclamo fue por un posible penal sobre Nicolás Romano, derribado dentro del área, aunque nuevamente Ramírez dejó seguir. Gimnasia insistía y, a los 30’, un golazo de Romano también fue invalidado por una mano en el inicio de la jugada. La bronca en el banco blanquinegro era evidente.
En el complemento, los dirigidos por Ariel Broggi mantuvieron el dominio, aunque con menor profundidad. Con el correr del reloj, el cansancio se hizo notar y Deportivo Madryn aprovechó su momento: a los 32’, Luis Silba ganó en lo alto tras un tiro libre y puso el 1-0 que parecía sentenciar la historia.
Pero Gimnasia no bajó los brazos. Empujado por su gente y con el corazón en la mano, fue con todo en busca del empate. Y cuando el reloj marcaba los 46 minutos, Facundo Lencioni remató al arco y la pelota dio en el brazo de Alejandro Gutiérrez. Penal claro que el propio Lencioni cambió por gol, llevando la definición al alargue.
Durante el primer tiempo suplementario, el Lobo fue una tromba. Generó cuatro chances claras, todas frustradas por las manos salvadoras de Yair Bonnín, figura del Aurinegro en ese tramo. Ya en los minutos finales, el cansancio ganó terreno y el empate obligó a definir desde los doce pasos.
En la tanda decisiva, emergió el héroe de la noche: César Rigamonti. El arquero mendocino detuvo los dos primeros penales y encaminó el sueño del ascenso. Los ejecutantes del Lobo no fallaron y, con el disparo final de Diego Crego que dio en el travesaño, se desató la locura.