En plenos Juegos Olímpicos, la familia de Bruno Lima charló con Tiempo de San Juan sobre la infancia del deportista, sus inicios en el vóley, su desarrollo como jugador y su experiencia en competencias importantes como la de ahora, París 2024. Los papás Mariela y Sergio, las personas que más conocen al olímpico, lo describieron como un hijo un poco "caprichoso" de niño, por ser el mimado de todos, pero tranquilo y todo un "apasionado" por el deporte de la red. Sus hermanos Germán y Mauro, también su padre Sergio, sobre su experiencia creciendo con un hermano que se convirtió en un deportista de alto rendimiento, calificándolo como una persona "dedicada" a la disciplina.
Bruno Lima tenía 5 años cuando empezó a dar sus primeros pasos en el vóley, claro, en Obras. Al club de calle 25 de Mayo iba desde hace rato junto a su familia por la pileta. Pero como su padre se fue a España por trabajo, a su mamá se le ocurrió que sus tres hijos, entre ellos el opuesto de la Selección Argentina, sumaran un deporte a sus vidas y por qué no el vóley, el deporte emblema de la entidad. "A mí me gustaba el vóley, a mi marido también. Mi cuñado fue árbitro, entonces todos estábamos en el tema y nos gustaba", comentó la mamá sobre aquellos comienzos del deportista olímpico.
"Su segunda casa siempre fue Obras. Los tres estaban todos los días ahí, salían de la escuela al club. En época de vacaciones abrían los ojos y ya era llevarlos al club. Y estaban todo el día jugando en la canchita, todo el tiempo con la pelota en la mano, como dijeron los hermanos, los tres en realidad. Pero con Bruno era especial. Yo lo miraba cuando dormía y hacía manejo de la pelota, dormido. O sea, le apasionó desde chiquito. De hecho iba a la escuela y le decía que se apurara con los deberes, pero él me decía que sólo quería vivir del vóley", agregó Mariela sobre aquella infancia.
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Su padre recordó que poco pudo disfrutar de aquellos tiempos por su trabajo, ya que por la situación económica del país, siempre estuvo fuera del país. "Yo seguía aquellos inicios por teléfono, así seguía el proceso del crecimiento deportivo. Y había que cubrir viajes, había que cubrir un montón de cosas. En ese momento eran tres los que participaban, eran tres hijos que estaban metidos en un buen nivel de vóley.
Los hermanos expresaron que ha sido un disfrute acompañar a Bruno como familia, y como fanáticos del vóley y de la Selección Argentina. "Para mí es un orgullo ver a Bruno compitiendo a tan alto nivel. Desde los seis años que tenía la pelota en la mano, nunca la soltó y ahora que verlo competir en los Juegos Olímpicos por tercera vez, para mí es un orgullo", comentó Germán. Mauro expresó por su parte que: "Cuando arrancamos, nos llevábamos varios años con Bruno. De hecho creo que empezó también ahí por eso, por querer seguirnos a nosotros, por estar ahí cerca a nosotros. Es como que nos copiaba, por decirlo así, todo lo que hacíamos nosotros, porque nosotros nos llevamos un año de diferencia y él era como que iba atrás nuestro".