En la inmensidad del Atlántico Norte, entre acantilados y 18 islas que forman un enorme archipiélago, una sanjuanina vive su sueño futbolero. En Europa, pero no en cualquier rincón, Florencia Mercau emprenda un nuevo camino en el deporte por y para el que vive desde pequeña, cuando a temprana edad empezaba a demostrar su "pasta de crack" en las calles de su querido Marquesado. La arquera disputa actualmente la exótica liga femenina de las Islas Feroe y busca transformarla en un trampolín para llegar al fútbol grande del Viejo Continente.
Lleva apenas dos semanas en el paraíso nórdico, pero pudo adaptarse fácilmente al pequeño pueblo de Trongisvagur, de casi 500 habitantes. La presencia de la argentina Macarena Ábalos la hace sentir como en casa, a pesar de estar a 12.000 kilómetros de distancia. "Estoy muy bien. No voy a mentir que extraño un poco a la familia, pero esto que vivo ahora es lo que siempre soñé y quiero pelearla", expresó la protagonista a Tiempo de San Juan.
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Florencia disputa el campeonato de Primera División con una institución que nació en 2017 tras la fusión de tres clubes: TB, FC Suduroy y Royn. Se trata de un torneo del que participan otros 7 equipos, quienes disputan un total de 21 partidos intentando consagrarse campeón y también evitar el descenso. El club que integra la sanjuanina es uno de los más goleados del certamen y he aquí el por qué de su presencia.
"La propuesta surgió hace un tiempo. Ellos estaban buscando contratar a mi pareja (Érica Tula, arquera de Lanús) y como estaba por ser operada, no podía aceptar la propuesta. Pero estaba yo. Ella pasó información mía y videos de cómo jugaba, y les interesó. Ahí surgió la posibilidad de viajar a este destino y acepté", comentó la sanjuanina.
En principio, la ex River e Independiente firmó un contrato por tres meses pero existe la posibilidad de renovarlo. Contó que se pudo acoplar rápidamente al equipo, en su mayoría futbolistas nacidas en las Islas, y a las órdenes del entrenador J.Olsen, con quien se comunica a través de un traductor (aplicación): "Me está gustando muchísimo el fútbol de acá. No hay mucha diferencia con el argentino. Es cierto que nuestro equipo es chico y recién se está acomodando. Pero me estoy sintiendo bien. Además, el DT me dijo que estaba contento de tenerme en el equipo. Para mí, todo lo que estoy viviendo es positivo".
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Hoy Florencia atraviesa una vida distinta en el enorme archipiélago atlántico, el último paraíso vikingo, donde las temperaturas son bajas incluso en verano y en invierno, el sol se pone por escasas horas. Las Islas Feroe están ubicadas entre Islandia y Noruega, y rozan el Círculo Polar Ártico. "Es un pueblo pequeño pero con mucha gente increíble. Salgo a comprar y todos te saludan como si te conocieran de siempre, son muy amables. Por ahí me recuerda un poco a San Juan por las montañas y la tranquilidad", señaló Flor.
Atrás quedaron esos días de incomodidad y casi marginalidad. De patearla buscando una bolsa de mercadería o pidiendo ayuda para el alquiler de la modesta piecita en la que vivía en Buenos Aires, cuando era jugadora de Independiente. A Flor nunca le fue fácil perseguir su sueño detrás de una pelota.
"La pasé muy mal el año pasado. Por suerte San Juan, Deportes y Chiqui Tapia me pudieron brindar ayuda, y me la siguen brindando. Como lo hace mi familia de San Juan, mi pareja Érica y More y Yuliana. Llegué a Buenos Aires sin nada y ahora estoy acá, viviendo un sueño. Estoy contenta y agradecida de estar en Europa. Y me estoy esforzando para que este sueño no quede solo aquí. Porque está oportunidad me va a hacer crecer como persona y como arquera, lo sé", cerró la protagonista.
Siempre a pulmón
Flor creció en Marquesado junto a su mamá Paula, quien cumplió el rol de madre y padre y trabajó de changas para criar a sus seis hijos. El fútbol en su vida apareció cuando tenía 11 años, de la mano del equipo de futsal Hualilán. Después llegó la Selección Sanjuanina de fútbol, los Juegos Binacionales y la posibilidad de integrar el plantel de River Plate, club al que llegó gracias a un dinero que le prestaron para comprar los pasajes. Desde entonces fue probando suerte en distintas instituciones, desde Rawson a Independiente sin escalas.