Pecho inflado de orgullo y los ojos llenos de emoción. Fabiana Salas le abrió las puertas de su casa de Villa Paula a Tiempo de San Juan para retratar en palabras de mamá la crianza de su hijo, el jugador en el que se formó y lo bien que le está yendo en el fútbol de Primera División. Cómoda y casi abrazada a la camiseta con la dorsal 25 que tenía encima una dedicatoria, empezó su relato. Su familia como bandera, el sueño de Selección y principalmente, el de comprar una casa para sus padres.
Leandro es el menor de 4 hermanos (Sergio, Emilse y las mellizas Yamila y Sabrina) e hijo de Fabiana y Juan. Toda su vida creció en una de las esquinas de la Villa Paula, situada a metros de la plaza departamental de Chimbas. Una infancia pegada a los suyos, el regalón de la abuela Raquel, y el fútbol que ya se empezaba a colar entre los huesos.
"Siempre lo hemos acompañado en la cancha, desde los 4 años. Nunca pensamos que podía llegar a esto. Desde que era chiquito que iba detrás de la pelota, la llevaba y buscaba el arco para hacer los goles. Uno siempre quiere ver triunfar a nuestros hijos, pero esto se fue dando muy rápido, y a partir de ahí, las esperanzas estuvieron", afirmó su mamá.
Siempre le decíamos que cuando cobrara su primer sueldo, se comprara cosas para él, pero nos contaba que tiene la ilusión de llegar lejos y comprarnos una casa
Una de las paredes de la casa está repleta de cuadros, señalando los momentos más importantes de la familia. Entre todos esos, está el pequeño Leandro Espejo de Peñarol, y el de ahora en Talleres. Rápido, habilidoso y en uno de los mejores equipos del país. Su crianza fue entre hermanos, de barrio y apoyado en su abuela, su todo.
"Tenemos una familia muy unida, siempre hemos sido así, y ahora de grandes todos estamos para todos. A esto, Leandro lo fue tomando de pequeño, por eso es que tiene esos valores. Siempre le dije que jamás en la vida el debe olvidarse de la humildad, él lo lleva en la sangre", aseguró orgullosa Fabiana Salas, la mamá de 'La Joya'. A su vez, su abuela, quien siempre lo tuvo cerca y ahora solo lo sigue en la televisión cuando juega, o cuando llega a darle una sorpresa, dijo: "Lo extraño muy mucho a mi niño, es el regalón. Lo quiero mucho a él y le mando un beso y un abrazo. Por mi fuera, me iría seguidito a verlo, pero de ir voy a ir, mientras pueda hacerlo lo voy a hacer", aseguró uno de los pilares del futbolista.
A Leandro ya le había tocado entrar unos minutos en algunos partidos, pero nunca había ido desde el ingreso. El domingo pasado y para el día de la madre, salió de arranque y su entrada fue triunfal. A los 26 minutos llegó el tan ansiado gol en Primera e hizo estallar a todos los hinchas de la T, y a distancia, en el rinconcito de la Villa Paula, su mamá y su hermana saltaban de alegría por tremenda emoción en un día tan importante.
"Yo le dije que iba a entrar con Aldosivi, sin saber que era titular, y le digo 'hijo, me vas a dar el mejor regalo porque me vas a hacer un gol', y así fue" "Yo le dije que iba a entrar con Aldosivi, sin saber que era titular, y le digo 'hijo, me vas a dar el mejor regalo porque me vas a hacer un gol', y así fue"
"No te puedo explicar la sensación y el griterío que fue acá, sobre todo mío, de la emoción, yo le dije que le tenía mucha fe", aseguró la mamá, posterior al primer gol que marcó Espejo en Primera.
Por último y soñando en grande, la familia afirmó que siempre lo empuja a más y que se imagine en un futuro vistiendo la Albiceleste: "Le decimos eso como ilusión futura y nuestra, de que puede estar un día en la Selección Argentina".