"Siempre soñé con este momento", había dicho Brian Bordón (20) antes de competir en los Juegos Parapanamericanos que se disputaron en Bogotá, Colombia. Finalmente se dio, y el sanjuanino se alzó a lo más alto con la camiseta de la Selección Argentina en el básquet en silla de ruedas.
La Albiceleste, que tiene al sanjuanino Brian Bordón, se consagró campeona al vencer 59-45 nada más y nada menos que a Brasil, su clásico sudamericano. El podio lo completó Colombia.
El equipo argentino campeón estuvo formado por: Maximiliano Montenegro, Valentín Gómez, Brian Bordón (de Capital, San Juan), Iván Carballo, Lisandro Zarza, Lucas Muller, Martin Zito, Santiago Galván, Thiago Martínez, Tiziano García, Tomás Mansilla y Tomás Molina.
Es una historia de superación, de perseverancia... de resilencia. Nació con una discapacidad y hoy integra la lista de la Selección Argentina Sub23 y mayor del básquet adaptado. Cuando iba a la primaria y casi por casualidad o causalidad, un profesor lo fue a buscar al colegio para que conociera los entrenamientos del básquet en silla de ruedas. Pese a la duda, fue lo mejor que le pudo pasar en su vida.
Brian nació con el Síndrome de Fuhrmann, una malformación congénita de los miembros inferiores que afectan a los fémur de las piernas. Encontró un propósito dentro de la actividad deportiva y eso lo llevó -sin querer- a amar el pique de la pelota naranja.
Brian le contó a Tiempo que antes de conocer el mundo del básquet se las ingeniaba para jugar al fútbol con sus amigos: "A la silla de ruedas que tenía le sacaba los apoya pie y me ponía a jugar así con mis amigos, pero después, por una operación en el pie izquierdo, me quedó débil y no pude seguir. Entonces encontré con el básquet lo que había perdido con el fútbol. Esa adrenalina de jugar, competir, el roce con los otros jugadores".
"No fui de tener miedo ni generarle miedo a mi familia, porque ellos ven como me comporto, ellos siempre vieron el tema de mi independencia. Al básquet mi mama me acompañó siempre, al igual que mis hermanos que cada vez que iban a ver se subían a la silla, se ponían a jugar. Mi mamá nunca fue de decirme que tenga cuidado que me podía lastimar, en ese sentido me apoyaron mucho. Ellos fueron muy respetuosos siempre, a tratarme como si no tuviese una discapacidad, a no limitarme con las cosas a dejarme manejarme por sí solo".