Raúl Antuña vivió la revancha contra Nueva Chicago desde uno de los palcos del estadio Hilario Sánchez, alejado del banco de suplentes por una sanción que recibió del choque contra All Boys. Sin embargo, su costado pasional y futbolero no estuvo ausente: armado con un handy, dirigió cada movimiento del equipo a través de "Tato" González, el entrenador de arqueros.
“Lo vuelvo más loco estando adentro de la cancha que afuera”, confesó Antuña entre risas. “Estuve mucho más tranquilo de lo que normalmente sé estar en el campo. Fueron llamadas muy puntuales, conversaciones cortas porque tampoco se escuchaba mucho. Y ellos saben cómo pienso. Los momentos de decisiones los compartimos, siempre buscando el bien del club”, agregó el entrenador sobre la revancha contra Nueva Chicago, partido que terminó en victoria y clasificación a la final de San Martín.
Tato, por su parte, recordó la intensidad de la experiencia: “Fueron innumerable las veces me llamó. Estábamos en permanente contacto. Aunque nos gusta que él esté en la cancha porque, como dice, nos vuelve locos ahí, desde afuera también fue importante. Desde su posición veía cosas que nosotros no podíamos ver, y nos marcaba detalles clave”.
El final del partido, sin embargo, fue un poco caótico. “Los últimos seis minutos no los vi”, confesó Antuña. “Ya no había cambios por hacer, solo quedaba aguantar la ventaja. Estaba con Tomás Fernández viendo el partido por celular, pero se trabó el internet. Terminé disfrutando el final por el griterío de la gente. Por suerte, los jugadores defendieron con todo, tirándose de cabeza y dejando todo en la cancha”, apuntó el DT.
Con la clasificación en el bolsillo, la pregunta fue inevitable la pregunta: ¿volverá el handy en la final?: “Sí, si Dios quiere estaré en el banco. Pero llevemos el handy como cábala, por las dudas”, bromeó el DT.
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Embed - Antuña, el handy y la noche en que volvió "loco" al entrenador de arqueros