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Tras años de ausencia, el Este vuelve a la Bundesliga y asoman recuerdos

Luego de siete años un equipo del lado oriental participa de la máxima categoría. Se trata del Leipzig, fundado en 2009.

Por Redacción Tiempo de San Juan


La Bundesliga de los estadios llenos tiene en esta temporada 16/17 una cara nueva: se trata del RasenBallsport Leipzig, fundado en mayo de 2009 por la empresa de bebidas energizantes Red Bull. Su arribo a la máxima categoría en tan poco tiempo es un asombro. Compró una plaza en la quinta división y desde allí trepó cinco escalones en siete años. Pero la novedad es otra y retrata -de algún modo- el fútbol alemán de este tiempo: es el primer equipo del lado oriental que participa en la máxima categoría desde el descenso del Energie Cottbus, en la campaña 08/09. El dinero de la empresa austríaca -dueña de varios equipos en Europa- facilitó esa chance.

 

Hubo otro tiempo, distinto al de tantas ausencias y al de esta irrupción al amparo de inversiones fuertes. En la era de la Alemania partida, en el Este, el Magdeburg era lo más rebelde que se podía ser en días en los que todo estaba regido por la pesada mano del poder. Lo que el cine contó a través de la película La vida de los otros (ganadora del Oscar a mejor film extranjero en 2007) a varios de sus futbolistas les sucedía en la vida cotidiana. Como lo muestra esa obra de la pantalla grande: los espiaban sin que se dieran cuenta o los hacían cambiar de opiniones bajo presión. La Alemania Oriental, presa de sí misma, ofrecía poco de lo que sus pretendidos ideales de igualdad sostenían. El fútbol resultaba también espejo de una realidad que el Muro escondía.

 

El Dínamo de Berlín era el equipo de la Stasi -la implacable policía secreta- y el principal beneficiario de los mandatos del gobierno. Ganó diez ligas de manera consecutiva (de la 1978/79 a la 1988/89). Los árbitros sabían de qué se trataba: ese equipo debía ganar. Era casi imposible animarse a competir. Erich Mielke -hombre fuerte de la Stasi- se presentó en el vestuario campeón del Dinamo de Dresden, en 1978. Habló poco y dijo todo: "A partir de ahora ganará el Dínamo de Berlín". Así fue.

 

El Magdeburg, sin tanto apoyo, se convirtió en el tercero en cuestión en aquellos años de la República Democrática Alemana. Ganó tres Ligas (1972, 1974 y 1975) y siete Copas locales (entre 1964 y 1983). Llegaba hasta donde lo dejaban.

 

Su gran conquista, de todos modos, sucedió extramuros. Consiguió -ante la sorpresa del continente- lo que ningún otro equipo de la Alemania del Este: la Recopa de Europa de 1974, con un 2-0 en la final ante Milan, en Rotterdam. Después padeció las ventajas que el poder ofrecía a sus preferidos. Luego, la Caída del Muro de Berlín, en 1989, sepultó el protagonismo del club. Desde entonces, nada. Sólo retroceso y añoranza. Ahora, desde la tercera categoría, el Magdeburg imagina su reconstrucción. Una más.

 


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Gentileza prensa San Martín de San Juan

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