Una guitarra, un joven hermoso y una muchacha bella son los condimentos esenciales de esta leyenda que el escritor Marcos Estrada ubicó en las Sierras de Riveros, departamento Valle Fértil, provincia de San Juan. Este relato fue incluido en el libro “Antología literaria sanjuanina Siglo XX”, publicado en 1996 por la editorial de la UNSJ.
La idea de la seducción diabólica a una humana se repite en el folclore de muchas provincias argentinas, incluso americanas o europeas, con distintas versiones y escenarios diversos. El tema es tan convocante que produjo libros y películas: en 1932 se publicó el libro “La novia del diablo”, de Seabury Quinn; y la película del mismo nombre del director Terence Fisher, realizada en 1968. Cada uno con su propia historia.
Todo parece indicar que Estrada, investigador y escritor de varios temas del folclore nacional, escuchó que esta leyenda "ocurrió" en Valle Fértil. Allí vivía una joven muy hermosa que habían encontrado perdida unos arrieros y que habían dejado en el campo cuidando un puesto de cabras. Lo cierto es que los arrieros no regresaron más y la niña terminó sola bajo la custodia de una nativa anciana.
“La niña pronto borró de su memoria a los arrieros que la habían recogido y consideró como su madre a la india. Cuando creció era tan bella que llegaban los mozos de lejanas regiones a hacerle la corte, pero ella rechazaba esas solicitudes y estos regresaban sin alcanzar éxito alguno”.
“Pasó el tiempo y un día que la joven subía por una pendiente en busca de un cabrito perdido vio un cardón que se sacudía como si el viento fuese a derribarlo. Al mirarlo de cerca, advirtió que el cardón era un hombre muy apuesto que la esperaba y que quería decirle algo”.
La escena se repetía todos los días, cada vez la joven iba al cerro a cuidar las cabras, se aparecía el apuesto hombre y la acompañaba de vuelta hasta su rancho. “Pero cuando se acercaban demasiado los perros comenzaban a aullar y escapaban a esconderse, aunque la joven no le dio importancia”.
Llegó el día en que el joven le declaró su amor y si bien ella se sentía atraída, no terminaba de decidirse.
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(Imagen ilustrativa generada con IA)
“Pasaron muchos meses hasta que, molesto con las negativas y convencido de no poder conquistar a la joven, resolvió hacerlo con música. Las tonadas tocadas por la guitarra ‘afinada a la izquierda’ eran una de las fórmulas mágicas usadas por el diablo y nadie podía superarlas”.
“Las tonadas le hablaron de amor llamándola con acordes mágicos que le llegaron a lo más profundo del corazón. Una tarde, conquistada por la música de la guitarra, se fue del rancho para irse con el novio obstinado y tentador. Los perros aullaron, las cabras huyeron por el cerro y en su cúspide se levantó un remolino rojo. Fue como una fogata que la lluvia sobrevenida a continuación extinguió”.
“Al amanecer del nuevo día, la joven fue hallada muerta en la quebrada, tan hermosa como siempre pero parecía embalsamada. El diablo le había robado el alma.
Cuenta la leyenda que desde entonces cuando alguien termina de tocar la guitarra ‘afinada a la izquierda’ hay que dejarla nuevamente desafinada, pues de no cumplir ese requisito, de noche las cuerdas seguirán tocando solas.
Dicen que es la joven que regresa para pedir con la música que le restituyan el alma”.
(Fuente: Destino San Juan)