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INTENDENTES AL DESNUDO

Ana María López: “No extraño ser sindicalista”

La intendenta del Rivadavia se animó a responder una entrevista a fondo sobre su vida sindical, docente y política. Enterate qué dijo.

Por Redacción Tiempo de San Juan

-Sus inicios no fueron como gremialista, como se cree…
-Yo antes del ’83 venía militando en el PJ y en el ’83 fui candidata a concejal de Rivadavia, por eso digo que mis inicios fueron políticos. Ya era delegada gremial de mi escuela y con Olga Riutort en el partido era secretaria en la Rama Femenina. Yo ya era casada y tenía tres hijas cuando militaba en el barrio ATSA que es donde vivía. Cuando competí para concejal me faltaron sólo 50 votos para entrar.

-No le fue tan mal para ser su estreno…
-No me fue tan mal. A mí me conocían en Rivadavia de toda la vida, mi papá de joven tenía una rotisería y una heladería que se llamaba “Punta de Rieles”. Cuando fallece él en un accidente a los 35 años, yo tenía 8 años, mi hermano 9 y mi mamá estaba embarazada de 8 meses, entonces ella vendió la maquinaria y pasamos a tener el almacén de la Libertador donde todo era finca. Era un negocio conocido, a mí me conocen de chiquita, con mi hermano salíamos en triciclo a levantar pedidos hasta Marquesado, era “la Anita”, “la hija de Doña Ñata”. En mi casa había fiestas todos los fines de semana con artistas y dicen que mucha gente se puso de novia ahí.

 -¿Así que su trampolín político fue Doña Ñata y no UDAP?
-UDAP no digo que fue un trampolín político. Cuando yo entro a UDAP todos sabían que era docente rivadaviense, pero estar en un sindicato por alrededor de 22 años no es un tema menor. Llegué en 1989 y ya era directora, yo en 1986 con mi cargo docente forzaba mucho la voz, operada de las cuerdas vocales no llegaba a junio frente a un aula, entonces a mí no me gustaba estar de licencia, entonces dije “tengo que hacer carrera en lo directivo” y gané el cargo. Trabajé en dos escuelas y después ganamos las elecciones de UDAP.

-Se alejó de las aulas porque no podía hablar y se metió en UDAP a gritar en las manifestaciones…
-Yo decía “pensar que  no podía hablar” y así fue como en las primeras épocas de luchas terribles había momentos donde no me salía la voz. Me acuerdo cuando tomamos el Ministerio de Educación no faltó médico que no me llevara remedios porque estaba afónica. Antes de la operación estuve 6 meses muda, tenía nódulos y sigo sin poder hablar muy bien.

-¿Cuál fue el quiebre entre seguir como gremialista y volver a la política partidaria?
-En 2003 cuando asume Néstor Kirchner se empieza a debatir la nueva ley de Educación, se empieza a hablar de un salario básico unificado en el país, a cobrar en tiempo y forma y también la inversión y la revaloración de la escuela pública. Esa es mi razón de ser. Todo esto, cuando vino, yo dije, “bueno, yo ya cumplí una etapa, tengo que darle contenido a mi proyecto político”.

-¿Qué fue más difícil, empezar como gremialista o abrirse paso de nuevo en la política?       
-El reconocimiento de los compañeros lo tuve siempre, nadie puede negar que aún siendo gremialista siempre defendí un proyecto político. Yo a Escobar le decía “usted se está apartando del modelo justicialista”, nunca fui obsecuente. A mí me dijeron “si querés hacer algo, armá tu partido dentro del Frente para la Victoria”. Yo dije “bueno, empezamos de cero”, a mí en varios gobiernos me ofrecieron ir por un cargo nacional, y nunca lo quise aceptar porque me gusta lo Ejecutivo.

-Casi no entra la interna, después vinieron los cuestionamientos desde el Concejo, problemas con los empleados ¿siente que empezó con el pie izquierdo?
-No, son cosas que corresponden, que pareciera que a mí nomás me han prestado atención pero que pasan en todos los municipios y no se ha dicho nada. Yo trabajo por Rivadavia y sé que hay un sector importante que no le gusta. Soy consciente de que el propio personal del municipio no me votó, a mí me votó el vecino de Rivadavia, y tengo que explicarle al empleado qué vengo a hacer.

-¿Le cuesta más por ser mujer jugar en lo político?
-Me cuesta. No sé si por ser mujer o por ser del sector de donde vengo o por mi personalidad crítica.

-¿Lleva como un estigma o le da igual que en el PJ la miren como que en cualquier momento pega el salto y se va del giojismo?
-Esos son aquellos que están a la espera de que alguien les diga qué les toca y yo no quiero que nadie me diga qué me toca.

-¿Qué cosa le quita el sueño para hacer en la gestión?
-Primero que nada mejorar los servicios, la semaforización, potenciar lo turístico… Hay una obra que es la Ruta del Sol, nosotros queremos hacer que todo lo que tenga que ver después de lo que hace la Provincia, por eso estamos acondicionando el Faunístico para que haya mejores accesos, mejor tratamiento de los árboles, mejores condiciones para los animales y también estamos trabajando en la Ignacio de la Roza hasta el límite con Zonda para poder recuperar la zona de la quebrada, con señaléctica, revalorización…

-¿Extraña ser gremialista?
-No, para nada, porque siempre me sentí como soy y como estoy. Cuando estuve en el gremio fui política y fue gratificante. 

-¿Es su techo ser intendenta o le gustaría ser gobernadora y algo más?
-Hoy ser intendenta es mi techo y no tengo 20 años para soñar con algo más. ¿Gobernadora? Ni me lo he propuesto siquiera.

Ficha personal

Nombre: Ana María López González de Herrera (“Me costó en lo político imponer que yo soy  Ana María López, no soy Ana Herrera”).
Edad: 60 años.
Apodo: “en mi casa me dicen Any”.
Una comida: “milanesas con puré y huevo frito”.
Un vino: “tinto, puro y sin soda”.
Libros: “no tengo uno de cabecera, siempre llevo a pasear alguno de historia”.
Una película: “me gustó ‘Lo que el viento se llevó’, las de esa época, que no me vengan con películas raras o de fantasía”.
Un sueño: “ver realizada a mi familia”.

El dato

Ana María López contó una infidencia: “nunca a mis cumpleaños fueron menos de 100 personas. Pero me festejé hasta los 59 años porque falleció mi mamá el año pasado, y la pasé muy duro, no fue muy fácil eso y tener internas feroces como las tuve, yo gané un 14 de agosto y ella falleció el 21. No tuve ni siquiera un duelo, pero Dios y la gente me dieron el mejor de los reconocimientos y estaré siempre agradecida.  A los que quieren el cargo por el cargo, se los regalo”.

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