Dicen que la unión hace la fuerza, y así lo demostró un grupo de comerciantes sanjuaninos que se unieron para cumplirle el sueño de tener una casa propia a una humilde familia de Santa Lucía.
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SUSCRIBITEDicen que la unión hace la fuerza, y así lo demostró un grupo de comerciantes sanjuaninos que se unieron para cumplirle el sueño de tener una casa propia a una humilde familia de Santa Lucía.
En total participaron 103 comerciantes de Santa Lucía, Rawson, Chimbas, Pocito, Albardón, Capital y Rivadavia quienes, motivados por Raúl Vieyra, un sanjuanino solidario, se unieron, pusieron un poco de dinero cada uno y rifaron una casa entre todos sus clientes.
“Soy una persona que lo que se propone, lo hace. Tener una casa propia es algo muy difícil y me pareció muy importante ayudar a cumplir ese sueño. Al principio me decían que era una locura, muchos comerciantes me decían que no, pero al final conseguí 103 que confiaron en mí y gracias a eso pudimos concretar este sueño”, comenzó relatando Raúl.
Imprimió bonos con la publicidad de los comerciantes y le repartió cincuenta a cada uno de ellos. El mismo era entregado de manera gratuita a los clientes y la única consigna para participar era no tener una casa.
“Hice una planilla donde anoté los números que le di a cada comerciante y a la vez le pedí a ellos que anoten el nombre y el teléfono de cada persona a la que le daban un bono. El ganador no se nos podía escapar”, comentó entre risas.
El concurso fue todo un éxito. En total se repartieron casi 10 mil bonos, dado que además de los entregados por los comerciantes Raúl entregó en distintos barrios humildes de San Juan.
El sorteo se hizo por la quiniela de San Juan y la ganadora fue Nancy Lucero (50), una humilde vecina santaluceña.
La ganadora
El 9664 se convirtió en el número de la suerte para Nancy Lucero, una humilde vecina santaluceña que fue la ganadora del sorteo.
El bono se lo trajo Fernanda, una de sus cuatro hijas, lo guardó en un mueble y se olvidó. “Nunca me gano nada, ni en los bingos me saco algo. Cuando mi hija me trajo el bono no le di mucha importancia, lo guardé y me olvidé”, contó Nancy.
“El día que me enteré habíamos ido con mi familia a pasear a San Ceferino. Ahí nos encontramos con una sobrina que nos dijo que ya se había sorteado la casa. Como no nos acordábamos el número que teníamos no le dimos mucha importancia. Cuando llegamos a casa mi hija insistió con que revisáramos el bono y cuando lo vi me quedé tildada, mi hija me quitó el bono de las manos y explotamos de felicidad”, relató.
Ahora la familia está ultimando detalles para finalmente dejar la casa donde vivían, que es propiedad de la abuela de Nancy, para finalmente mudarse a su nuevo hogar.
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