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Personaje

El pincel sanjuanino que todo lo puede

Matías Ruarte es un pintor que la está rompiendo en el mundo del arte. Cómo nació su carrera, el muralismo y lo que se viene en la vida de este artista que puede vivir de lo que ama. Por Natalia Caballero.

Por Redacción Tiempo de San Juan

Hace poco le regalaron “El libro de la arena” de Jorge Luis Borges, aún no lo termina pero ya sabe que encontrará una fuente de inspiración en las palabras del gran escritor argentino. Igual le pasa con los asados, con el fútbol y el “Negro” Fontanarrosa. Así es Matías Ruarte, un artista sanjuanino de 30 años, conocido por sus murales y por los cuadros que hace con los que ha concursado en distintos certámenes y ha recibido distinciones a lo largo y a lo ancho del país.

La casa de Matías anticipa que en ella vive un artista. Lienzos, bastidores, objetos de todo tipo (algunos intervenidos) y pomos de pintura en la mesa, en el sillón y hasta en las escaleras. De este modo vive el arte este joven talentoso, porque desde que se levanta hasta que se acuesta se dedica a su gran pasión.

El nombre de este pintor, que viene trabajando desde hace ocho años, es muy conocido en el mundo artístico pero su cara se popularizó con el gran mural que pensó y que se pintó en equipo en uno de los edificios más altos de San Juan (ubicado en Alem e Ignacio de la Roza).  Pero este no es el único mural que pintó: su estilo y su forma de ver el mundo están plasmados en distintas calles de San Juan. Incluso, muchos se han sentido interpelados por las orejas de conejo rosadas que atraviesan su obra.

En la adolescencia, Matías jugó al fútbol y llegó a medirse en el club Del Bono. Esta temática se puede ver en algunos cuadros de su autoría. La inspiración es la vida misma, el mágico momento en donde se comparte con amigos o con quien sea. “Fue un camino, he pasado por muchas etapas, estuve en la música, estuve en el teatro, es una búsqueda que he venido llevando hasta que di con la pintura. Como a los 21 años di con la pintura, fue un encantamiento y desde ahí todos los días pinto”, contó.
Entró a la facultad a estudiar Comunicación Social, pero se dio cuenta que no era lo suyo. Arrancó con teatro y fue ahí donde vio pinturas colgadas y de un día para otro empezó a pintar. Al otro año se metió a Artes Visuales y nunca más paró.

Si una palabra define el trabajo de Matías es la dedicación. Como toda gran pasión, insume horas, días, meses y años de muchísimo trabajo para lograr obras de calidad técnica y estética. “A la mañana me levanto, desayuno y hasta el mediodía pinto, como y después sigo pintando. Siento que es un tiempo que estoy invirtiendo bien, no sé por qué, pero lo siento así. Si no pinto, no sé qué haría”, explicó.

Al hacer un recorrido por la obra de Matías, la búsqueda de un estilo personal es continua y experimental. Empezó pintando más plano, con colores puros y ahora logró trabajos realistas que pensaba “inalcanzables” cuando empezó a los 20 años. 

En el arranque de su carrera conoció a Mario Pérez en una charla que se organizó en la Facultad de Filosofía. Fue a su casa y logró que Pérez le mirara sus pinturas. Al tiempo, ya era habitué del atelier del consagrado artista sanjuanino. “Influyó mucho en mi carrera, trabajé muchísimo en su taller. Yo le llevaba mis pinturas, él me hacía críticas hasta que un día empecé en su taller a trabajar. Lo ayudaba a limpiar, a entelar, a barnizar. He viajado con él, me prestaba libros”, recordó. 

Matías tiene guardada gran parte de su obra. Pero no sólo guarda sus obras sino objetos que encuentra en la calle porque “en algún momento” le van a servir. Tiene una colección de tapas de cerveza que piensa darle algún uso en el futuro. 
A Mati le gusta la música y suena desde Charly hasta el Flaco Spinetta a lo largo de la entrevista. Incluso, tiene un mural en la terraza de su casa al que bautizó “Almendra Soft” en homenaje a Spinetta.

La forma de trabajar de Matías es con imágenes, razón por la cual tiene un banco personal. Hay desde fotos de amigos, imágenes de Internet y propias. Así arma secuencias, que luego se traducen en bocetos o en obras directamente (aunque a él no le gusta llamarlas obras a sus pinturas sino trabajos). 

Cuando entra en procesos de crisis creativas, hace una pausa para definir un nuevo rumbo. “Estoy permanente encontrando, veo algo y se me ocurre una idea. Mi inspiración son cosas que suceden en la vida”, reveló. Enfrente del entrevistado, se destacaba un cuadro de gran porte cuya inspiración fue el nylon.

¿Por qué decidió salir a la calle con su arte, pintando murales? Para que su obra no sea vista por un público reducido. “Es más social, es para todos.     La gente se para, te pregunta, hay un contacto”, dijo. En esta última década, cambió muchísimo la percepción de los sanjuaninos sobre los murales. Al principio costaba que alguien ofreciera una pared para ser pintada y ahora la historia cambió radicalmente. En el último encuentro de Maanso la obra se concentró en Chimbas. “Fue impresionante, se acercaban y te pedían que les pintes las paredes de ellos”, agregó.

El mural gigante que se luce en el edificio de la avenida Alem tiene una historia. Agustina Cantoni le anticipó que estaba la posibilidad de pintar esa gran pared. Era una oportunidad única. No es común que un artista tenga acceso a semejante espacio en el corazón de la ciudad. Cuando se dio, Matías armó un equipo con Mercedes Yacante y Marcos Diaz. Describió  la experiencia como un momento único y fue esta obra de gran porte la que popularizó su laburo. 

A esta altura de su carrera, Matías puede vivir del arte. -¿Que le dirías a alguien que arranca y quiere vivir del arte: “Lleva su esfuerzo poder vivir de lo que uno ama, pero se puede. Es difícil pero no es imposible. Tener un título no te garantiza y asegura la vida”, respondió sin vueltas. Ahora le encargan trabajos y hasta tiene que rechazar pedidos porque no le dan los tiempos. 

En su obra se nota la influencia del artista irlandés Francis Bacon, uno de sus referentes. También le gusta Van Gogh, Picasso en todos sus períodos y Pettoruti. De la actualidad, siente una gran admiración por Manuel Quintana Martelo, un español que “shockeó” a Matías. “Me siento identificado con su obra, me encanta lo que hace”, dijo. 

En marzo hará una exposición en el Museo Franklin Rawson. Es una oportunidad para que los sanjuaninos vean su trabajo. Y en diciembre también participará en una enorme muestra colectiva de artistas locales que se hará también en el Franklin. 

“Toda pintura es un hecho: las pinturas están cargadas con su propia presencia”, dijo el gran Andy Warhol, uno de los artistas que protagonizó el primer mural de Matías. Y vaya si no es verdad. La obra de Ruarte está estampada en las calles sanjuaninas y su impronta ya dejó su huella en la cultura. 
 

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