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Columnista

Terminaron las vacaciones; quiero separarme

El coach y psicólogo Carlos Fernández explica por qué se separan más parejas tras el descanso vacacional.

Por Carlos Fernández

Las vacaciones son un tiempo perfecto para encontrarse con tu pareja, pero en muchas personas el estar "obligados" a compartir todo el tiempo, incrementa los roces, provoca tensiones y se termina en rupturas.

¿Sabías que 1 de cada 3 divorcios se da justo después de las vacaciones de verano? Según estudios sociológicos, sostienen que eso se debe a que se trata de un período muy intenso y emocionalmente estresante. Hay parejas que no reaccionan favorablemente a las vacaciones; por el contrario, el estar 'sometidas' a compartir todo el tiempo incrementa las discusiones, la violencia o el aburrimiento.

Pero el problema no está en las vacaciones, sino en las crisis que no se afrontan en el día a día, ya que todas las parejas tienen crisis, la cuestión está en ¿qué hacemos cuando llegan? Es aquí que nos surgen dos alternativas:

Podemos aprovecharlas para descubrir cosas del otro que no sabíamos, construir o reconstruir nuestro propio proyecto de familia y hacer crecer el amor.

O podemos ignorar que están ahí los problemas y dedicarnos al trabajo y a los hijos, pensando que ya se resolverán solos.

El grave problema que detectamos desde nuestro consultorio en las terapias de pareja que realizamos post vacaciones es ¿qué pasa cuando dos personas se van de vacaciones juntas llevando meses con pensamientos negativos hacia el otro, tragándose todo lo que piensan en pos de una falsa paz?

Y nuestra respuesta es clara: cuando ya no hay trabajo en el que refugiarse salen todas esas ideas que se han ido reprimiendo y cualquier pequeña decisión, como elegir el plan del día, o a donde almorzar, se convierte en motivo de discusión que conlleva a echarse cosas en cara que nada tiene que ver con el momento y que si están ahí dentro de cada uno, guardadas en forma de puñales dispuestos a ser lanzados ferozmente.

Lo más terrible es comprobar que muchos matrimonios han aguantado demasiado y, cuando llegan estas situaciones, ya es tarde. Por ello, siempre recomendamos a aquellos que aún están a tiempo, un cambio de mentalidad y de hábitos. Ser fuerte y aguantar en la vida de pareja es una trampa mortal. La verdadera fortaleza reside en reconocer que se tiene un problema, y ahí dialogar, y si es necesario pedir ayuda.

Todas las parejas pasan por varias crisis a lo largo de su relación, muchos optan por el camino de la ruptura, otros ante esa crisis ven una oportunidad de cambio y de consolidación de la pareja apostando por una terapia donde se puedan ajustar situaciones del propio desgaste de la relación, entendiendo que acudir alguna vez en la vida al terapeuta de pareja generara un marco de continuidad en la relación.

Razones de las rupturas postvacacionales

Los motivos de que se produzcan más separaciones o divorcios tras las vacaciones son varios, entre ellos:

–Compartir más tiempo con la familia.

En vacaciones dedicamos más tiempo a nuestra pareja e hijos, por lo que pueden salir a la luz problemas latentes que se llevan incubando durante meses y que por el día a día se posponen y nunca se hablan.

Altas expectativas en las vacaciones de verano.

No siempre es todo tan maravilloso y espectacular como muchos muestran en redes sociales o como se han imaginado, y no sabemos reconducir la situación, la pareja puede verse muy dañada.

Falta de asunción de responsabilidades.

Las responsabilidades familiares y personales se multiplican y si no estamos preparados para asumir dichas responsabilidades podemos fracasar en el intento, llevando a la pareja a la ruptura.

Evitar hablar de los conflictos.

Muchas parejas dejan pasar los problemas pensando que al no hablar de ellos se evitan discusiones, pero, nada más lejos de la realidad, lo único que se consigue con el silencio es agravarlos y crear frustración..

Falta de comunicación.

La falta de habilidad a la hora de comunicarnos y resolver conflictos puede llevar a que la pareja se quiebre, sobre todo en aquellas circunstancias donde la confianza y la comunicación brillan por su ausencia.

Expectativas personales.

Se produce el colapso en la relación si uno de sus miembros tiene una crisis personal, o se siente descontento con su vida. Sobre todo, cuando a su alrededor ven a gente más exitosa laboralmente, con otro poder económico, o mucho más joven con una forma de vida que no tiene nada que ver con la de ellos porque hace mucho que la dejaron atrás, pero no dejando de pensar que quizás en momento no vivieron lo deseado y ahora quisieran hacerlo.

- Todo cambia y la relación no es una excepción.

Las relaciones de pareja cambian al igual que lo hacen las circunstancias que se viven. Las relaciones evolucionan conforme van pasando los años, llegan lo hijos, el trabajo, los temas económicos, etc. La pasión del principio va apagándose y muchas veces, en vez de evolucionar hacia otro tipo de afecto y de complicidad, esta desaparece, relegándose a un último plano el eje de la familia, que no es otro que la pareja.

Para que no lleguemos a la ruptura, queremos dejarte una serie de pautas que hacen que muchas relaciones se salven y continúen en el tiempo:

– Mantener tu espacio personal. Debemos estar bien con nosotros mismos para poder estarlo con la pareja. Buscar momentos de esparcimiento de forma individual evita que la pareja se ahogue

– Aceptar a tu pareja como es, ya que pensar que va a cambiar así como así tras una discusión, es un error. Lo que sí podemos hacer es cambiar nosotros y proponer un cambio en las dinámicas de pareja.

Para ello, podemos hacer es un listado de todo aquello que no nos gusta y ver si es posible “hacer un clik,”, o bien aceptarlo tal y cómo es, la idea de este ejercicio es ver si podemos o no seguir con la relación.

– Tener presente los pequeños detalles.

Debemos seguir cuidando al otro y demostrando empatía y que nos importa, haciéndoles saber que pensamos en él o ella.

Los pequeños detalles del día a día son los más importantes y a su vez, los más difíciles de mantener.

– Aprender a comunicarse.

Comunicarse implica hablar y escuchar activamente. Para conseguirlo hay que usar la empatía (es decir, ponerse en el lugar del otro), la asertividad (decir lo que queremos con respeto pero con firmeza) y la negociación (llegar a acuerdos en los que haya ventajas para ambas partes).

– No esconder bajo la alfombra los problemas.

Hay que buscar el momento y hablar para solucionarlos a medida que surjan. Para tal fin podemos hacer un listado de aquellos problemas que nos preocupan y después ponerlos en común con nuestra pareja para plantear posibles soluciones.

– No perder la intimidad.

Mantener la pasión es muy importante, por lo que hay se debe fomentar los momentos íntimos, de conexión, para que la pareja se reencuentre y aparezca el deseo. Primero hace falta mejorar el vínculo y posteriormente la conexión íntima.

Hay que asumir que la pasión no es la misma conforme pasan los años y es preciso tener la madurez suficiente para adaptarse.

– Comunicación emocional y de proyectos.

Nos olvidamos de hablar de nosotros en plural, de nuestro proyecto común, de cosas positivas que hacer con el otro. Os animo a poner en una caja aquellos temas interesantes para ambos y buscar un hueco al menos una vez en semana para sacar un papel y hablar relajadamente del tema que salga.

– Ojo con la tecnología.

El móvil siempre bloquea la comunicación y a menudo obstaculiza los espacios íntimos. Es importante a dejar el móvil, o la computadora al llegar a casa y también a evitar que sea lo primero y lo último que vemos en nuestro día a día.

– Aprende a utilizar refuerzos positivos.

Es bueno decir lo que nos gusta de la pareja, aquellas cosas que admiramos, si se pone alga ropa que nos gusta, si tiene alguna conducta o actitud que nos enorgullece. Recuerda ¿Cuándo fue la última vez que dijisteis algo positivo a vuestra pareja?

Como final a esta nota te diremos que el amor requiere compromiso, trabajo y decisión. Es preciso mantener una actitud vigilante, construir la relación poco a poco cada día, y afrontar de cara y con decisión las crisis que van surgiendo. Un divorcio y/o una nueva pareja puede parecer la solución a los problemas, pero realizar un cambio de mentalidad y de actitud es, con frecuencia, el verdadero camino para una vida de pareja feliz.

Escrito por Carlos Fernández .

Coach y psicólogo.

Socio fundador de Europa Coaching.

Facebook: Europa Coaching.

Instagram: Europa Coaching.

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