En los años ’50, el 6 de enero era el gran día. Los niños esperaban muy ansiosos la llegada de los Reyes Magos. Era otra época, cuando Papá Noel no incluía a San Juan en su extenso listado de visitas para el 25 de diciembre. Los chicos únicamente celebraban el nacimiento del Niño Dios y luego iban a misa para rezar por él. Por este motivo, doce días después de la Navidad imploraban por los regalos de Melchor, Gaspar y Baltasar.
Uno de esos chicos era Leopoldo. El pequeño de tres años y sus cinco hermanos, los Mazuelos Corts, vivían una ilusión muy grande por el arribo de los Reyes Magos. Contaban los días para escribir la cartita y dejarles los zapatos a los tres hombres, y el agua y el pasto a los camellos. Los niños se esmeraban durante todo el año para recibir el regalo de los muchachos de Oriente. Pero principalmente, los días previos al 6 de enero, los chicos eran “muy babosos” de sus padres y cumplían con cada mandado. Para 1950, el ahora comerciante y coleccionista recordó haber pedido un mecano de madera, un juego muy codiciado para la época.
“Los Reyes Magos eran los Reyes Magos, eran muy simbólicos para nosotros”, dijo. Para Leopoldo, los niños eran mucho más inocentes. Considera que, actualmente, se perdió esa gran ilusión por el uso masivo de la tecnología.
Finalmente llegó el gran día para los Mazuelos Corts. Todo parece que Leopoldo se portó muy bien y los Reyes Magos pagaron con creces. Al lado de sus zapatos estaba el mecano de madera que tanto esperaba. A sus hermanas les dejaron las muñecas de porcelana y a otro hermano el palo con la cabeza de caballo. “Le gustaban los caballos y ponerse capa, como El Zorro”, expresó.
Lo más importante venía después. Tras abrir los obsequios y jugar un rato en la casa de General Acha y Juan Jufré, los hermanos se juntaban con los vecinos y mostraban los juguetes. Lamentablemente, los Reyes Magos no llegaron a todas las casas del vecindario de Concepción, pero Leopoldo contó que su madre sí escribió una carta para ellos y hasta los reyes les dejaron algunos regalos.
“Melchor, Gaspar y Baltasar, los tres Reyes Magos a La Mimosa van”
Era el famoso jingle de una emblemática tienda del centro. La Mimosa fue un negocio de referencia durante los ’60 y los ’80 y allí los Reyes Magos hacían su parada técnica para comprar los regalos a los niños sanjuaninos. “Vendían ropa y juguetes espectaculares”, dijo Mazuelos Corts. Los juguetes estaban en el primer piso y muchos de ellos eran importados, rememoró. En la planta baja estaba el sector Indumentaria para chicos.
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“Era una especie de supermercado para niños”, expresó el historiador Gabriel Eduardo Brizuela. La casa, ubicada en casa Rivadavia antes de Avenida Rioja, era un local de referencia para las infancias. El profesional recordó aquellas góndolas llenas de muñecas de porcelana y de prensado de cartón para las niñas y los juguetes de lata y a cuerda, las bicicletas y los triciclos para los varones.
Pero La Mimosa no únicamente se preparaba para los Reyes Magos. El local también gozaba de alta demanda para el Día del Niño y las jornadas de descuentos, como los lunes y los martes, más conocidos como “los días de locura en La Mimosa”.
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Una imagen con el listado de precios circuló hace pocos años en las redes sociales. Los valores son de principios de los ’80, cuando en Argentina estaba implementado el Peso Ley 18.188. Algunos productos eran los animales de tamaño gigante, a $119.000, las jardineras streech para niños de 3 a 6 años a $35.900 y los pantalones vaqueros a $25.900.