Era enero de 2018 y el aire en Santiago de Chile tenía algo distinto. Desde semanas antes, se respiraba una mezcla de ansiedad, emoción y fervor. No era para menos: el Papa Francisco, el primer pontífice latinoamericano, pisaría tierra chilena en su primera gira sudamericana como cabeza de la Iglesia Católica. Como periodista, sabía que este evento era histórico. Pero no me imaginaba que en sus doce años de pontificado sería lo más cerca que el Papa estaría de su tierra natal. Y yo estaba allí para contarlo.
Detrás de cada crónica hay una historia personal, y la mía comenzó ni bien las autoridades del diario me confirmaron que tendría la oportunidad de viajar para permitirles a los sanjuaninos, a través de Tiempo de San Juan, estar lo más cerquita posible del papa Francisco, que entre el 15 y el 18 de enero de 2018 recorrería las ciudades de Santiago, Temuco e Iquique. Era el segundo viaje de un pontífice al país tras la visita de Juan Pablo II en 1987.
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Al llegar a Chile, el papa Francisco recorrió las calles de Santiago en el papamóvil
Si bien la aventura comenzó ni bien se confirmó la visita de Francisco al país vecino, con noticias como "Cuánto cuesta ir a ver al papa Francisco desde San Juan o la historia de los sanjuaninos que serían voluntarios del Papa,la verdadera adrenalina llegó cuando, con una mochila, una cámara y una computadora emprendí la verdadera aventura. Era la primera vez que viajaba a Chile, y lo hacía con la responsabilidad enorme de ser la única periodista sanjuanina acreditada para cubrir un evento de esta magnitud. Atravesar la cordillera no solo era un cruce geográfico, sino un salto profesional y emocional.
Desde que llegué, los preparativos en Santiago eran evidentes: banderas vaticanas flameaban por las calles, carteles con la cara sonriente del Papa colgaban de farolas y edificios públicos, y miles de voluntarios, muchos ellos de San Juan, se desplegaban en operativos de seguridad y organización. Chile se había preparado con meses de anticipación para recibirlo, con misas multitudinarias programadas en Santiago, Iquique y Temuco, cada una con su propio simbolismo.
Retirar la credencial en el centro de prensa fue el primer sacudón. Estaba rodeada de colegas de medios nacionales e internacionales, muchos con años de experiencia y equipos completos. Yo era solo una, con apenas dos años de experiencia y la determinación de contarle a mi provincia cómo vivía el país vecino la llegada del Papa. En ese momento, sentí el vértigo, pero también una fuerza interna que me recordó por qué había elegido este oficio.
Pero quizás lo que más me sorprendió fue el calor humano. Entre ellos, muchos sanjuaninos. A cada paso, encontraba gente que había viajado especialmente para verlo, algunos en ómnibus durante largas horas, otros en avión. Algunos creyentes, otros no. Pero el Papa tenía eso que lo hacía "el Papa del pueblo". Su humildad y su sabiduría lo acercaba a la gente, sea cual fuera su creencia o religión.
El día más intenso: Parque O’Higgins
Recorrer Chile con la mirada de una cronista fue inolvidable. Me perdí más de una vez, pregunté mucho, caminé con el equipo a cuestas bajo el sol y tomé notas entre multitudes. El día de la misa en el Parque O’Higgins fue un punto culmine. Más de 400 mil personas se congregaron desde la madrugada y Tiempo de San Juan estuvo ahí para hacer parte de semejante evento a los sanjuaninos. Caminé entre banderas, cantos y lágrimas. A mí me temblaban las manos mientras sostenía la cámara, no solo por la emoción del momento, sino por la responsabilidad de contarle a San Juan lo que allí se vivía.
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Cuando el papamóvil pasó a pocos metros de donde estábamos los periodistas, no pude evitar que se me pusiera la piel de gallina. Era Francisco, el Papa argentino, el Papa del fin del mundo, saludando con esa calidez tan suya.
Una Iglesia en crisis y un mensaje de esperanza
Cubrir su visita fue también palpar la contradicción de una Iglesia que intentaba reconciliarse con un pueblo que le exigía respuestas. Francisco no esquivó los temas difíciles y habló de los abusos, pidió perdón, pero también llamó a la esperanza y a reconstruir los lazos rotos. Es que su visita se dio en medio de una compleja coyuntura social y eclesial, con una Iglesia local profundamente cuestionada por escándalos de abusos sexuales y un creciente rechazo de la ciudadanía.
Recuerdo el día que Francisco pisó Chile. Yo esperaba con mi cámara poder captar aunque sea un pedacito de su recorrido con el papamóvil por las calles de Santiago. Mientras esperaba escuchaba a la gente. Algunos estaban allí por curiosidad, otros por fe. En medio de los murmullos, propios de una multitud que aguardaba desde hace horas por unos segundos cerca de ese hombre que simbolizaba esperanza, compasión y bondad, una mujer me preguntó de dónde era. Orgullosa le respondí: soy de Argentina, de la tierra del Papa. Ella, sorprendida, me contestó: "los argentinos están ansiosos por que los visite también, pero tienen que comprender que detrás de cada destino elegido por el Papa hay una razón y nosotros, los chilenos, estamos atravesando un momento más que difícil en cuanto a lo religioso. Necesitamos de él, de su presencia y de su palabra como una palmada y un mensaje de aliento en medio de tanta desolación". Claro, es que desde su llegada, el Papa enfrentó un ambiente tenso por el caso del obispo chileno Juan Barros, acusado de encubrir los abusos del sacerdote Fernando Karadima.
Embed - Tiempo de San Juan on Instagram: "Tiempo de San Juan testigo de la misa multitudinaria del papa Francisco en el parque O'Higgins en Santiago de Chile. Frente a cerca de 400 mil fieles, en aquella oportunidad Francisco llamó a "construir la paz". Fue durante una cobertura especial de @tiempodesanjuan en Chile. @mflorgarcia1 #papafrancisco #recuerdo"
Volví a San Juan con cientos de fotos, audios y entrevistas, pero sobre todo con una vivencia que me marcó para siempre. Cubrir la visita del Papa Francisco en Chile fue estar un poquito más cerca de la historia, de la vez que más cerca estuvo de su tierra y también un poquito más cerca de entender por qué nunca volvió a su país. Volví con la sensación de que su visita a Chile fue también un mensaje para nosotros.
Ahora, el día de su muerte, quizás puedo entender que Francisco esperaba que su país estuviese preparado para recibirlo sin mezquindades, sin grietas que lo usen, sin fanatismos que lo apropien.
Los sanjuaninos que fueron voluntarios del papa Francisco en Chile
Los sanjuaninos Mathías Saavedra, Jesica Arias, Ana Paula Archilla, Sofía Videla y Agostina Sansó, junto a otros 20.000 jóvenes de distintas partes de Sudamérica fueron voluntarios del Papa Francisco.
Entre ellos se conocían poco, pero durante meses compartieron una tarea en común: capacitarse sobre Jesús, la Iglesia y sobre qué significa ser voluntarios del sumo pontífice para poder cumplir con su tarea solidaria.
Monseñor Lozano, muy cerca de Francisco en Chile