Sergio Massa está convencido de que la situación económica endeble de la Argentina no soportaría una PASO del oficialismo. En las cabezas de los peronistas aún resuenan los metales de la contienda entre Aníbal Fernández y Julián Domínguez del 2015, adonde el clima beligerante, con acusaciones tremendas incluidas, abrió el camino al triunfo de María Eugenia Vidal en la provincia de Buenos Aires, y a Mauricio Macri en la Nación.
Además, el escándalo en una pelea interna podría desembocar en un Frente de Todos en tercer lugar en las PASO, creando un escenario donde “el dólar entra en el terreno de la línea de unificación de Bullrich y la de dolarización de Milei”.
Para el ministro debe haber un candidato de unidad: “Que sea Mickey, pero que no haya PASO”, graficó.
Ese candidato, para Massa, debe surgir de una mesa política compuesta por el Frente de Todos, la confederación General del Trabajo (CGT) y los gobernadores.
Desde el entorno del Ministro observaron nuevos bríos en cuanto a seguir peleando por una candidatura propia, luego de un viaje a China que Massa consideró exitoso, con promesas de inversiones por varios miles de millones de dólares, y la ampliación del swap con chances de usar una parte de los yuanes en la administración el mercado interno de valores.
Por el otro lado, el que parece ser el precandidato presidencial ungido por Cristina Kirchner, Wado de Pedro, insiste con la necesidad de unas primarias, confiado en competir y derrotar a Daniel Scioli, el candidato del albertismo.
“Si vamos con un candidato medimos más o menos 24 puntos, si vamos con dos sumamos 28 y si sumamos uno de Massa podemos superar los 30”, analiza de Pedro.