Que Florencia Peñaloza sea Defensora del Pueblo implicó una cadena de negociaciones políticas en la Cámara de Diputados; primero con Juntos por el Cambio y luego –las más difíciles- dentro del peronismo uñaquista. No es ninguna novedad que hay dos ligas, ambas identificadas con el ex gobernador, que vienen disputando poder internamente. Por un lado, una línea que concentra a dirigentes como Mauricio Ibarra, Alberto Hensel, Cristian Andino, Walberto Allende, Carlos Lorenzo y Juan Carlos Quiroga Moyano. Y por el otro, un espacio que reúne al ex vicegobernador Roberto Gattoni, Juan Carlos Abarca, Marisa López, Pablo García Nieto, Juan Flores y Fabio Aballay –que trabaja más independiente-. Que una liga se haya impuesto sobre otra es un símbolo, en el medio de una disputa por la nueva conducción del Partido Justicialista, que se renueva en marzo próximo.
En plena disputa por las candidaturas, hubo fuertes cruces de poder. La Ley de Lemas fue una especie de tabla ordenadora que permitió que se presenten –con más o menos apoyo- prácticamente todos los que quisieran. Allende, Ibarra y compañía intentaron por todos los medios que el chimbero Fabián Gramajo no participara por afuera, lo que terminó dándose. Por el otro lado, hubo una tesis más conservadora.
Luego vino el episodio Corte Suprema de Justicia, que terminó bajando la candidatura de Sergio Uñac como gobernador y la elección de otra fórmula siguió su curso. Entre ambas ligas, hubo consejos cruzados, casi nunca coincidentes. Incluso armaron actividades de campaña distintas, todas con asistencia de las figuras fuertes. La derrota en las elecciones del 2 de julio ocurrió y Marcelo Orrego, de Juntos por el Cambio, terminó ganándole a los apellidos más poderosos del peronismo local.
Poco tiempo hubo para reponerse. PASO y generales con un condimento especial. Es que además del juego nacional, también estuvieron en disputa tres lugares en el Senado y en la Cámara de Diputados de la Nación. Nada sencilla la batalla, todavía con magullones por el trago amargo de julio. Tanto en el debut como en la elección definitoria, Uñac terminó imponiéndose, consiguiendo dos lugares en la cámara alta -uno para sí mismo y otro para la camporista Celeste Giménez- y otro en Diputados, donde el margen concluyó con un legislador nacional por tercio mayoritario (Unión por la Patria, La Libertad Avanza y Juntos por el Cambio). La tracción nacional impactó de lleno, llevando a los libertarios sanjuaninos directamente a Buenos Aires.
Sin el control en Casa de Gobierno, llegó el fuego cruzado por los cargos. Las fuerzas internas comenzaron a moverse y las negociaciones terminaron arropando a casi todos los protagonistas. Pero hay puntos destacados. El primero fue el choque por la conducción del bloque peronista en la Cámara de Diputados de San Juan, donde el uñaquismo peronista no llega a la mayoría simple de 19 diputados. Las dos vertientes pujaban por distintos conductores del bloque. Por un lado, la figura de la ex ministra de Hacienda y por el otro, el del cuatro veces intendente de 25 de Mayo, Juan Carlos Moyano. Las fuentes consultadas aseguraron que el veinticinqueño sacó chapa por no haber perdido nunca una elección, ni siquiera la complejísima nacional que llevaba a Sergio Massa como contrincante de Javier Milei en el balotaje. Las fricciones internas fueron resueltas y la palabra final lo ubicó al médico al frente en la Legislatura. De igual modo, hubo lugares asegurados para el pocitano Juan Flores y García Nieto en el Tribunal de Cuentas.
El otro punto destacado fue imponer a Florencia Peñaloza en la Defensoría del Pueblo. Hubo también tires y aflojes internos. Es que las dos ligas uñaquistas no tenían los mismos nombres en el radar, pero terminó gestándose el acuerdo final, sellado también con Juntos por el Cambio, que sin problemas pudo designar al Fiscal de Estado Adjunto, Sebastián Dávila.
La mayoría en Diputados también se replica en los controles municipales. El peronismo cosechó 15 de las 19 intendencias, una con movimientos propios como lo es Chimbas con su provincialización a través del San Juan Te Quiero. Como cada gesto es analizado milimétricamente, puertas adentro se sabe que Andino fue a todas las asunciones de los intendentes peronistas, menos a la de Rodríguez de Gramajo. Andino se ubica como articulador en el territorio, reportando a Uñac en el Senado, en plena danza para la reorganización.
Las ligas también comenzaron a reformularse. Dicen que el espacio más purista está expectante, con un Gattoni más alejado. Abarca se replegó por el momento a la conducción de Albardón. Y Cabello, el hombre de la CGT que fue tercera autoridad provincial, está recalculando. Por el otro lado, Ibarra es el interlocutor con Juntos por el Cambio, espacio en el que tiene una fluida relación con Emilio Achem, secretario general de la Gobernación. Andino ocupará un lugar en el Senado junto a Uñac. Lo que queda de diciembre, enero y febrero serán meses de fuerte movimiento interno dentro del peronismo. Y su cristalización inicial se verá en marzo, cuando vuelva a disputarse la conducción interna.