“Fue una reunión muy buena. somos empresarios argentinos que queremos que a todos los argentinos les vaya mejor, y eso no será de un día para el otro", señaló hoy Francisco De Narváez, el otrora candidato bonaerense (aliado a Sergio Massa alguna vez, a Mauricio Macri alguna otra), con frustrados deseos presidenciales, tras salir del encuentro que mantuvo con Alberto Fernández y oros empresarios muy relevantes de la escena económica nacional.
Entre los presentes se encontraba el mismo De Narváez (Grupo De Narváez), Marcos Bulgheroni (Pan American Energía Group, Jorge Brito (H) (Banco Macro), Marcelo Mindlin (Pampa Energía), Javier Madanes Quintanilla (Aluar), Juan Martín de la Serna (Mercado Libre), Alejandro Simón (Grupo Sancor Seguros), y Hugo Eurnekian (Corporación América).
Los funcionarios que los recibieron junto al Presidente fueron Wado de Pedro, ministro del Interior; Juan Manzur, Jefe de Gabinete de Ministros; y Sergio Massa, tercera pata de la alianza gobernante, titular de la Cámara de Diputados, y ex aliado político de De Narváez en su fase antikirchnerista.
“Hablamos, como dirían las abuelas, a calzón quitado. Siento que la reunión fue muy buena. Hablamos de lo que es central para la argentina del futuro, más que de la coyuntura, de lo que pasará mañana”, señaló.
Sin embargo, a nadie que consuma más o menos información política le resulta desconocido que hay un tema coyuntural que fue la clave del encuentro; el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que los empresarios “bancan” en público y en privado.
“Destaco la convicción del presidente de que habrá con el FMI el mejor acuerdo, el cumplible, y eso es un primer paso. Después deben venir los otros pasos, que deberían construir oficialismo, oposición, sindicalistas y empresarios nacionales buscando resolver soluciones a la cuestión estructural de argentina”, continuó el supermercadista.
El empresario apenas hizo referencia, sin nombrarlo, a un tema que estalló hoy, tras la decisión del nuevo secretario de comercio interior, Roberto Feletti, de congelar los precios de 900 productos hasta enero, retrotrayendo el valor al 1 de octubre, para evitar aumentos urgentes que anulen la medida.
“Nosotros no vivimos en un termo, que la gente no pueda comprar pan nos duele, por eso tenemos que trabajar con el concepto de los precios mínimos, no máximos. Pero también tenemos que tener una panadería entable, sino no podemos pagarle al panadero, al pastelero, pagar el gas del horno”, justificó.
“Acá hay una competencia de tener precios mínimos. Lo de tener precios máximos es una idea anacrónica”, apuntó.
Su enorme sonrisa al salir del encuentro fue motivo de consulta por parte los entrevistadores. “¿Por qué se fue tan contento?”, le preguntaron. De Narváez aprovechó la consulta para concluir desparramando flores sobre la imagen presidencial: “Porque vi a un hombre sincero, preocupado, consciente de las virtudes y defectos que tiene la administración nacional y de la necesidad de plasmar en un acuerdo tripartito no excluyente en principio con la dirigencia sindical toda, por supuesto con la política, ojalá la oposición también, y el empresariado Nacional"