Un joven de Rivadavia fue denunciado por supuestamente haber golpeado a su pequeño hijo, quedó preso durante tres días y llegó a ser investigado como presunto agresor. Este lunes la causa dio un vuelco inesperado: la fiscal del caso concluyó que no había evidencia para sostener la imputación y pidió su desvinculación total y definitiva del proceso penal.
El caso comenzó el 25 de julio de 2025, cuando una docente de un jardín de Santa Lucía denunció que el niño de 4 años había ingresado llorando y con el ojo hinchado. Según la maestra, el pequeño manifestó que su papá le había pegado, por lo que el establecimiento activó el protocolo escolar y dio aviso a la Unidad Fiscal CAVIG. A partir de esa declaración espontánea, la fiscal Naida Pons Belmonte inició una investigación por presuntas lesiones y ordenó las primeras medidas.
Un día después, un médico legista examinó al niño y constató lesiones leves de antigua data. Con ese informe y la denuncia escolar, la fiscalía solicitó al juez Diego Manuel Sanz una orden de allanamiento y detención contra el joven de apellido Arnau, de 22 años. El operativo se concretó el 29 de julio, fecha en que el muchacho fue detenido en su casa en Rivadavia.
Las pericias y entrevistas no pudieron confirmar la denuncia y ninguna prueba respaldó la acusación.
El 1 de agosto se realizó la audiencia de control de detención y formalización. Arnau, asistido por la abogada María Filomena Noriega, fue imputado por el delito de lesiones leves agravadas por el vínculo. Tras esa audiencia recuperó la libertad mientras avanzaba la investigación, en paralelo con medidas de protección para el niño. Él ya estaba separado de la mamá del pequeño hace tiempo, pero a partir de ese momento no pudo verlo más.
Durante los meses siguientes la fiscalía reunió distintas pruebas: entrevistas psicológicas, evaluaciones socioambientales, informes de la Dirección de Niñez y otras medidas técnicas. Ninguna de ellas permitió acreditar que el joven hubiera golpeado a su hijo ni reconstruir de manera precisa el tiempo, modo y lugar del supuesto hecho. Los profesionales incluso determinaron que el niño no tenía las capacidades cognitivas necesarias para brindar una declaración testimonial válida, por lo que no podía ser oído mediante Cámara Gesell.
El joven siempre negó haber golpeado a su hijo y la investigación no logró demostrar lo contrario.
Ante la falta de indicios consistentes, la fiscal Pons Belmonte emitió un dictamen en el que señaló que no existían elementos suficientes para sostener la acusación. Explicó que la prueba reunida no alcanzaba el estándar necesario para llevar el caso a juicio y que debía aplicarse el principio in dubio pro reo, además de considerar que el proceso penal no era la vía adecuada cuando no aportaba a la protección integral del niño, cuyas intervenciones ya estaban siendo tratadas en el fuero de Familia.
Finalmente, el juez Diego Manuel Sanz avaló el criterio del Ministerio Público Fiscal y dictó el sobreseimiento total y definitivo de Santiago Arnau. Entendió que la investigación estaba agotada y que no existía posibilidad razonable de incorporar nueva prueba que permitiera avanzar con una acusación. Con esa resolución, el joven quedó completamente desvinculado de la causa.