Un decorador de eventos sanjuanino aseguró que vivió un aterrador episodio de inseguridad, violencia y secuestro en Chimbas hace diez días. Se trata de Maximiliano Rosales, más conocido conocido como Maximiliano De Rivas, que decidió hacer público el incidente.
Según dijo a Diario de Cuyo, ocurrió el pasado sábado 18 cerca de las 21. Sucedió cuando Rosales se dirigía hacia su domicilio en su vehículo. Un hombre armado se le cruzó en el camino, desencadenando una serie de eventos violentos. A pesar de radicar la denuncia, Rosales alega que la respuesta policial fue insatisfactoria.
Durante el asalto, los agresores despojaron a Rosales de pertenencias valuadas en aproximadamente 300 mil pesos, incluyendo celulares, documentos, herramientas y la recaudación de eventos recientes. "Era una cuadra donde no había alumbrado público y todas las casas estaban con las luces apagadas. Empezó a salir mucha gente de todas las casas, mujeres y hombres, que desmantelaron el auto", expresó. El decorador logró esconder las llaves del vehículo en un momento crítico, permitiéndole escapar a toda velocidad.
"Me golpearon tanto que hasta me oriné. En ese momento alcancé a ver la numeración de una de las casas", contó. "En un momento uno de ellos me pegaba con una especie de punta en el cuello. Me hice el descompuesto para que me dejaran de pegar. En ese momento no sé cómo hice pero salté al asiento del conductor metí la llave y aceleré, le pasé por encima a la gente que estaba ahí", dijo.
Sin embargo, la odisea de Rosales no terminó ahí. Al buscar ayuda en la Comisaría más cercana (subcomisaría del barrio Cipolletti) se encontró con una respuesta que definió como "desprolija". A pesar de realizar el reconocimiento de rostros y proporcionar detalles cruciales, la actuación policial se vio obstaculizada por procedimientos lentos y falta de coordinación.
Aparentemente, la oficial a cargo lo envió a "marcar la casa". "Fue una locura, volver al lugar donde acababa de vivir el peor momento de mi vida, pero igual fui", dijo el decorador. Así supo que se trataba del barrio Tránsito de Oro. "Le dije a los policías, es ahí, son ellos pero me dijeron que no podían hacer nada, ni frenarse porque no había orden de allanamiento y ellos tenían que ir a otro robo que habían denunciado. Fue muy desprolijo todo", comentó.