Pasaron más de 48 horas del violento episodio que le arrebató la vida a un chico en Santa Lucía y en el lugar de los hechos, al igual que en los alrededores, todavía se percibe la tensión y la conmoción. Es que el sábado por la madrugada, una esquina del barrio Santa Lucía Norte se convirtió en una escena del crimen, luego de que un sujeto apuñalara a Alan Lucero 'porque sí' y acabara con su vida en cuestión de minutos.
En el sitio donde el puntazo letal ocurrió, el silencio ganó terreno. Los vecinos, que en un principio dijeron estar molestos por los enfrentamientos de bandas cada vez más habituales, en esta oportunidad se mostraron reticentes a hablar. Aunque conocían a la víctima y a su familia, evitaron referirse al tema.
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La esquina de la muerte, donde ocurrió la gresca y se propinó el puntazo letal
En las puertas de la unión vecinal, donde se desató la batahola mortal, todos pasan y miran. Saben lo que sucedió, pero nadie dice nada. El shock parece durar y apenas tres cuadras hacia el Este yace la casa del adolescente asesinado, vacía y sombría.
Fuentes cercanas a la familia de Alan detallaron que después del sacudón que representó el homicidio, su madre y sus hermanos decidieron marcharse de allí por un tiempo y, así, transitar el calvario en otro lugar, lejos de todo y de todos.
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La casa de Alan Lucero y su familia
Si bien el clima espeso se registró tras la muerte del pibe de 16 años, con corridas y piedrazos al móvil policial que llegó para prestar asistencia, este lunes por la mañana la tensión persistía y una tensa calma fue palpable. Es por eso que se pudo advertir la presencia de un patrullero que recorría las inmediaciones para controlar que todo esté en orden y no se repitan los hechos que marcaron la agenda policial del fin de semana.
El agresor, Cristian Gabriel Olmos, fue rápidamente identificado y detenido por las autoridades que en las próximas horas formalizarán el caso en su contra. Tiene 18 años y habría confesado el crimen. "No sé qué me pasó", habría dicho e incluso resignado habría lanzado: "Que me den lo que me tengan que dar".
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El polideportivo del barrio vacío