A casi tres semanas del escándalo que se desató con la denuncia de promoción de la prostitución en una estética de Capital, por lo que la dueña y su hija cayeron detenidas, funcionarios judiciales volvieron a allanar la casa de masajes llamada Eros este jueves por la mañana.
Cerca de las 10 de la mañana y hasta después del mediodía, personal de la UFI CAVIG encabezado por el fiscal Juan Manuel Gálvez requisó el comercio ubicado en calle 25 de Mayo y Mendoza, en busca de material probatorio que respalde la teoría del caso que sostiene que en ese lugar operaba un prostíbulo escondido detrás de la fachada de una estética.
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En el programa Paren las Rotativas, el representante del Ministerio Público había manifestado el martes último que la causa estaba tan avanzada, que la elevación a juicio no tardaría en llegar.
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En la mira de la justicia se encuentran la esteticista Patricia Coria y su hija Natalia Pablo, sospechadas de ser las regenteadoras de las chicas que ofrecían sexo en ese local. El delito en juego y por el que están imputadas es el de promoción y facilitación de la prostitución, agravada por la vulnerabilidad de las víctimas. Coria está señalada como autora, mientras que su hija como coautora.
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El fiscal señaló que en la causa cuenta, además del testimonio de la denunciante, con las declaraciones de cuatro mujeres que reconocieron que en Eros ofrecían servicios sexuales tales como el “sensitivo”, “cuatro manos” y el “completo”. Es más, aseguró que, en ocasiones para no hacer ruido sobre las camillas de masajes, las chicas tenían sexo con sus clientes sobre toallas en el piso de las salas de masajes.
También detalló que las mujeres admitieron que ellas cobraban por esas actividades, pero el mayor porcentaje del dinero quedaba en manos de Coria y su hija. Eso confirmaría que estas últimas sacaban rédito del ejercicio de la prostitución de las otras mujeres. Una prueba de esto son los mensajes de textos, enviados por Natalia Pablo a una de las chicas, en el que hacía referencia a los servicios sexuales.